A dos años de las inundaciones, Piura aún no ha resurgido de los escombros, sin embargo, hay un resurgir en la actitud de los piuranos, con una participación ciudadana cada vez más activa.
Por Mela Salazar. 27 marzo, 2019.Hoy se cumplen 2 años de la inundación y, aunque nuestra región sigue sin recuperarse de los estragos de la naturaleza y la Reconstrucción con cambios aun no llega con soluciones integrales y definitivas, vemos que sí está habiendo un cambio de actitud de los piuranos.
Cuando sufrimos una tragedia pasamos por varias etapas: asimilación, duelo y superación. Los piuranos hemos pasado de la desolación a un estado de cambio de actitud. El desastre natural y el compás de espera en el que nos han sumido las autoridades, han generado el inicio de una participación ciudadana más activa en la reconstrucción de nuestra región. Concretamente, se nota mayor compromiso en la vigilancia de las obras. Se podría decir que llegó el momento del despertar de los piuranos.
Aunque queremos creer en el Gobierno central, en nuestros gobiernos regional y local, lamentablemente, las promesas distan mucho de la realidad y su actuación todavía está muy alejada de un obrar con eficiencia y transparencia. Ante esta situación de incertidumbre, no podemos seguir esperando y estamos dando nuestros primeros pasos en cuanto a participación ciudadana.
Van surgiendo colectivos ciudadanos muy activos y con diversos objetivos: incentivar los valores cívicos, luchar contra la corrupción y por la transparencia, buscar una convivencia sana con nuestro río a partir de una solución integral para el mismo. También, las juntas vecinales (Juvecos) vienen reactivándose y mejorando la limpieza y el ornato de la ciudad. Las diversas agrupaciones plantean soluciones, pues no queremos ser más ‘convidados de piedra’.
Hay que dejar el conformismo y ganar en participación en la vida pública; pero, para hacerlo bien, debemos crecer en educación, en valores, en capacidad de diálogo, en amor por lo nuestro. Trabajemos juntos: autoridades y ciudadanos. Tenemos una identidad regional que nos une y de la que debemos sentirnos orgullosos.
No queremos que se repita la historia luego de los fenómenos El Niño de 1972, 1983, 1998 ni 2017. Después de más de 45 años, queremos soluciones definitivas. La unión hace la fuerza, una muestra de ello es la gran cadena humana organizada para hoy, 27, en la ribera del río. Que esta fecha, no sea ya el recuerdo de un evento fatídico sino el día de la esperanza y la unión.