21

May

2019

Flamante bachiller de la UDEP

La justicia a través de los ojos de Sophía Delgado

“Está en nuestras manos actuar como un factor multiplicador de la justicia”, dice Sophía, la primera estudiante con discapacidad visual que se gradúa (y en primer puesto) en la Facultad de Derecho de la UDEP.

Por Elena Belletich Ruiz. 21 mayo, 2019.

Una discapacidad no es incapacidad, eso lo ha demostrado con creces Sophía Delgado, quien acaba de culminar con éxito, en el primer puesto de su promoción, la carrera de Derecho. El sábado 18 de mayo, se graduó de bachiller en la Universidad de Piura donde dio el discurso, en representación de 390 graduados. Actualmente, está en el programa de formación de futuros docentes de la UDEP.

Para Sophía, la justicia en el país se ganará reforzando las virtudes como la solidaridad, caridad y misericordia; es decir, si hay personas justas que materialicen la justicia y demás virtudes.  “Debemos de ser conscientes de que está en nuestras manos actuar como un factor multiplicador de la justicia”, señala.

Sophía, ¿qué planes tienes a corto plazo?
Mi plan es iniciar y culminar satisfactoriamente mi tesis, para alcanzar mi titulación y así, colegiarme. Además, ganar autonomía respecto a mi desenvolvimiento en el espacio, valiéndome de herramientas como el empleo de un bastón. Asimismo, en el trabajo que me toque desempeñar en la Universidad, hacerlo de la mejor manera, capacitarme para brindar una buena enseñanza a los estudiantes.

Y, ¿a más largo plazo?
Mi plan a largo plazo es alcanzar diversos grados, especializándome en la rama del Derecho que decida. Me proyecto a ser una profesional de prestigio, exitosa  y reconocida por su calidad humana, tratando empáticamente a la gente,  buscando  que tanto ellos, como yo, mejoremos como personas.

Del mismo modo, viajar al extranjero para obtener instrumentos tecnológicos, que facilite, mi desenvolvimiento en todos los ámbitos. Sobre todo, quiero retribuirle a mi familia todo el esfuerzo realizado, brindándole una mejor calidad de vida.

Ahora que has terminado la carrera de Derecho, ¿cómo crees que se puede ayudar a la sociedad y a las personas, a través de ella?
Desde siempre he visto a esta carrera como un medio de servicio a los demás; pues a través de ella defenderé a quienes de manera injusta vean vulnerados sus derechos. Podré ayudarles a ampliar el panorama y enseñarles que todos son merecedores de un trato digno. Del mismo modo, promoveré la protección de la vida, la familia y el matrimonio, porque, al ser instituciones naturales, son base de la sociedad.

¿Qué papel han jugado tus padres, tus hermanos y amigos en lo que has logrando, hasta el momento?
Mi familia, para empezar es el motor de mi vida. Mis padres han sido desde siempre los ojos a través de los que puedo ver, han sido mis protectores y la base de mi fortaleza. Mis hermanos, desde el primer momento, han sido también mis mejores amigos, mis confidentes y mi apoyo.

Realmente, Dios fue exacto a colocarme en este hogar. Tengo la mejor familia. Sé que con ellos siempre podré ir de la mano y confiar plenamente que a su lado no me pasara nada.

También están mis amigas. A lo largo de mi vida, he encontrado ángeles que han estado siempre a mi lado, que me quieren y yo las quiero también: mis amigas, del colegio y de la universidad. Ellas han sido quienes han permitido que ambas etapas sean más fáciles y divertidas. Estoy segura de que, en todo lugar en el que me toque estar, siempre encontrare ángeles que me apoyen de manera sincera.

Cuándo imaginas los colores, ¿cuáles son los que más te gustan y por qué?
Cuando estaba en inicial, llegué a distinguir el color rojo. Color que hasta ahora distingo al cerrar mis ojos, apuntando mi rostro hacia el sol. Por eso, dentro de los tres colores que veo, rojo, blanco y negro, es el color que más me gusta.Además, quizá no es que vea el blanco y negro, si no que veo claro y oscuro y es entre esos tonos en los que me desenvuelvo.

Si te ofrecieran operarte, y tuvieras los medios para ello, ¿lo harías?
Cuando era más pequeña, yo respondía rápidamente que sí; pues afirmaba que no tenía nada que perder ya que, de manera natural, iba a perder progresivamente la visión y quizás, la operación, si no resultaba exitosa aceleraría esto.

Sin embargo, hoy en día pienso más mi respuesta. Soy consciente de que no hay hasta la fecha garantía al menos al 50%, de que mejore mi visión. Es más, al ser algo neurológico, tengo más que perder que de lo que podría ganar.  Por eso, hoy no me quita el sueño seguir pensando en ello. Pretendo hacer frente a la discapacidad visual, valiéndome de instrumentos que faciliten mi adaptación de manera más autónoma en la sociedad. Instrumentos existen en el extranjero que lamentable escaseen en Perú y cuyos costos son elevados.

No obstante, estoy esperanzada en que la ciencia médica tendrá grandes progresos, resultando alguno de ellos beneficioso para mi discapacidad. En este caso, si me garantizan mejorar mi visión, me arriesgaría.

Un mal congénito
Sophía Delgado Martínez nació con un mal: el nistagmus congénito (movimiento, en este caso horizontal, rápido e involuntario de ojos) y baja visión. Para saber lo que padecía, fue sometida a una serie de exámenes médicos: tomografía cerebral, tomografía ocular, fondo de ojo, resonancia magnética, potenciales evocados, entre otros. Poco a poco fue perdiendo más la escasa visión que tenía.

En pacientes con nistagmus, en ocasiones, el control del cerebro sobre los movimientos del ojo es pobre y es imposible mirar fijamente un objeto. Algunas formas de nistagmos están asociadas con una baja visión, como en el caso de Sophía. “Cuando nació, notamos continuos movimientos de sus ojos en forma horizontal, vertical y no fijaba la mirada. A los 3 meses, el pediatra la derivó al oftalmólogo. A los 5 meses, este le realiza un examen de Fondo de Ojo diagnosticando ‘discos ópticos de caracteres normales’”, cuentan sus padres, Carlos Delgado y Adriana Martínez”.

Comparte: