La educación musical ayuda al niño a descubrirse a sí mismo; y, el movimiento rítmico, a tomar conciencia de su cuerpo y a tener una mayor agilidad psicofísica que generará el afianzamiento de su personalidad.
Por Arturo Hernández. 10 febrero, 2020.“La música es un arte educativo por excelencia, se inserta en el alma y la forma en la virtud” (Platón).
En la Edad Antigua, la música era apreciada por su alto valor educativo. Decía Platón que, si pudiera elegir la música que escuchaban e interpretaban los jóvenes, podría determinar la sociedad que producirían. Se dice que la Antigua Grecia estaba convencida de que la música “educa”. La obra de Platón está llena de música en “Las Leyes” y en “La República”, se la describe como instrumento educativo indispensable.
En “Las Leyes” aparecen sus orientaciones sobre la educación musical: el libro VII señala la importancia de los juegos en edades tempranas (3 – 6 años) y la necesidad de mecer a los niños, mientras se les canta para que se relajen. Luego, Aristóteles introduce el término Paideia, la más alta formación que puede lograr el hombre al adquirir una forma de cultura a través del espíritu y del cuerpo.
Los griegos le dan mucha importancia a las primeras etapas de la vida por lo que las familias pudientes eligen niñeras con buena dicción y entonación; de esta manera el niño va a entrar en el mundo de la música a través de las canciones de cuna.
La enseñanza de la música en la escuela no busca formar músicos, sino contribuir a la formación integral del educando. Esta ayuda a comprender mejor el aprendizaje de otras áreas. Así, al estudiar un determinado lugar, será posible cantar una melodía conocida alusiva a este. Tenemos el bello vals “Mi Perú”, que habla de la belleza de sus regiones; “Rosal Viviente” que habla de Piura y Canchaque; el tondero “San Miguel de Morropón” que describe lo bello de este ritmo.
La educación musical ayuda al niño a descubrirse a sí mismo; y, el movimiento rítmico, a tomar conciencia de su cuerpo y a tener una mayor agilidad psicofísica que generará el afianzamiento de su personalidad. Por ello, es importante que cante, pero ¿cómo enseñarle? De la manera más simple: por la imitación. El niño es imitador por excelencia y si el maestro canta bien, él lo imitará.
Por eso, quienes estudian para ser maestros de Inicial y Primaria deben ser conscientes de que a través del canto van iniciarán al niño en el cultivo del arte musical. No necesitan ser grandes cantantes, sino entonar y vocalizar bien y tener buena articulación y dicción, para que se les entienda bien lo que cantan. Además, es básica una buena respiración; como dice un proverbio italiano: “Saber respirar equivale a saber cantar”.
¡Maestros de Inicial y Primaria, cántenle a sus alumnos!; sean, sobre todo, afinados! Así, a través de la música formaremos, como dijo Platón, ciudadanos con valores que les permitan formar una mejor sociedad. Recordemos, Shakespeare dijo: “Aquel que es llamado a la música, es capaz de los más nobles sentimientos”.