Hay que evitar compartir a través de las redes sociales información que únicamente detalle la expansión del virus; en segundo lugar, hay que buscar información de calidad, que explore causas y contextualice el fenómeno.
Por Tomás Atarama. 09 marzo, 2020.En esta columna, me corresponde hablar de la primera competencia de una correcta educación mediática: el conocimiento y uso adecuado de los diversos lenguajes que se desarrollan en el actual ecosistema de medios. Y, creo que una buena forma de ejemplificar las consecuencias de no contar con esta competencia es el caso del #Coronavirus.
Recordemos que esta competencia consiste en la capacidad de interpretar y valorar la función que cumple un mensaje, reconociendo las convenciones en torno a los géneros y formatos que influyen en su comprensión.
Así, alguien que ha sido formado en esta competencia, ante el mar de mensajes que circulan en las redes sociales e Internet acerca del #Coronavirus, lo primero que se plantea es: ¿qué función cumple este mensaje? Las posibilidades son muy diversas, pero está claro que un mensaje que inspira pánico y temor en las personas, por más que contenga información cierta, es un mensaje que debe descartarse por no contribuir con una solución, sino únicamente con la generación de conductas irracionales basadas en el miedo.
Es importante reflexionar sobre esto. Ante las noticias que día a día detallan la expansión geográfica de la enfermedad, el aumento de contagios y de muertes, y las medidas tomadas por los gobiernos de las zonas de alto riesgo, lo adecuado es reconocer en qué casos se está ante un mensaje que aporte contenido de valor para contribuir a solucionar el problema, más que a agravarlo por desconocimiento. Ya hemos visto en muchas personas actitudes reactivas como la compra abusiva de mascarillas (cuya eficacia para no contraer el virus ya ha sido descartada por varios expertos).
¿Cómo aprovechar esta competencia mediática para ayudar en la comprensión del #Coronavirus? En primer lugar, hay que evitar compartir a través de las redes sociales información que únicamente detalle la expansión del virus; en segundo lugar, hay que buscar información de calidad, que explore causas y sitúe el fenómeno en un contexto que aporte más criterios de interpretación; y en tercer lugar, apelar en los mensajes que se compartan a un marco de interpretación prudente y sopesado, incidiendo en lo que cada uno desde su lugar puede hacer para no colaborar con la expansión del virus.