El profesor More, de la Facultad de Comunicación de la UDEP, opina sobre el tratamiento de la imagen de la persona en los medios de comunicación y los problemas que enfrenta, actualmente, el periodismo.
Por Hayrond Córdova. 08 junio, 2020.Juan Carlos More observa con detenimiento las historias que se cuentan en las noticias, el cine, la publicidad y resume lo que ve en una sola frase: “Las noticias nos muestran una imagen violenta del mundo”. Lleva más de 20 años enseñando en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura y ha profundizado en temas relacionados a los patrones de belleza en la pantalla y la imagen y su análisis audiovisual.
En esta entrevista, el profesor More habla sobre la problemática que existe por el rating, el tratamiento de la imagen de la persona y las posibles soluciones.
¿Qué debemos observar cuando nos colocamos frente a una pantalla?
En los medios de comunicación, se presentan solo los aspectos físicos y materiales de la persona humana. Nos muestran como entes incapaces de resistir los impulsos de los sentidos. Solo hay que mirar las historias de la publicidad, en las que todo se soluciona comprando, y en las que también se muestra al hombre y a la mujer como objetos. Esa imagen equivocada del ser humano, como un ser que debe buscar satisfacer todos sus placeres y evitar, a toda costa, cualquier tipo de sufrimiento y esfuerzo, ha hecho que las personas le den la espalda a la solidaridad, a pensar en la salud y el bienestar de los demás.
¿Solo sucede esto en la publicidad?
Las noticias nos muestran una imagen violenta del mundo. El periodismo, por ejemplo, con algunas honrosas excepciones, está claudicando en su tarea de investigar, de buscar la verdad para asegurar un público bien informado. Ahora, están dedicados a pelearse por el rating y a competir con programas de entretenimiento por la cantidad de audiencia que congregan. Los canales ya no respaldan su solidez con una buena central informativa. Hoy, el periodismo se pelea la publicidad con programas de entretenimiento. Esto castiga la calidad de la información que nos llega. Lo que vemos en nuestras pantallas es una clara muestra de ello.
Entonces, ¿existe alguna esperanza para reformar las comunicaciones en el país?
Muchos periodistas, no todos, se han convertido en anuncios andantes desde el momento en que se les obligó a comentar productos entre noticias. Se empezó en el periodismo deportivo; pero, ahora ya se está generalizando. Hace poco, el Colegio de Periodistas protestó por los permisos laborales que reconocen como ‘comunicadores’ a los integrantes de un denigrante reality show, el cual ha vuelto al aire. Este reclamo es una señal de que hay esperanza. Sin embargo, el hecho de que este canal de comunicación haya decidido poner al aire este programa, en vez de buscar salidas creativas a la situación actual que estamos viviendo, es un indicativo claro de qué es lo más importante para sus directivos y sus anunciantes. Y eso es una desgracia.
¿Qué hacer con este problema en los medios?
Los canales están obligados a cumplir los fines para los que se les otorgó las licencias: informar, entretener y educar. Las licencias, otorgadas por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, les permiten usar un bien público, el cual pertenece a todos los peruanos. Es su deber y responsabilidad usar las principales fortalezas del medio para ayudar en las circunstancias actuales. Incluso, se debería replantear las condiciones en las que se otorgan las licencias de los canales. Esa es una tarea pendiente para el Estado. No obstante, la mejor protección está en manos del público, que puede castigar cualquier contenido deformante y denigrante, negándoles la atención. Hay que evitar elevar sus índices de audiencia.
¿Es posible reflexionar sobre estos temas en un tiempo de crisis sanitaria?
Es una excelente oportunidad para promover en casa una visión crítica de los contenidos y de los medios. Explicar a todos los miembros de la familia el perjuicio que hacemos cuando cedemos al morbo o la curiosidad por un contenido denigrante y/o violento. La cuarentena puede convertirse en un tiempo para mejorar y crecer; además, para fortalecer los lazos familiares. Es buen momento para que todos se involucren en el aprendizaje de los niños y jóvenes que siguen en sus procesos educativos, porque han decidido pensar en el futuro. Tratar de hacer un porvenir mejor es un buen inicio.