Ni sobreprotección ni autoritarismo son recomendables para criar a los hijos, señaló la psicóloga Mariella Vega a los futuros psicólogos de la UDEP. La disciplina positiva propone un equilibrio entre la firmeza y amabilidad, sostuvo.
Por Daniel Merino. 23 junio, 2020.La palabra disciplina hace evocar la idea del castigo y reglas que cumplir. Sin embargo, la psicóloga Mariella Vega, aclaró que el objetivo de la disciplina es enseñar. “Los métodos educativos que se utilizaban en el pasado eran los que los padres conocían y eran útiles para esos tiempos. Hoy, son épocas distintas para los padres y los hijos y, es lógico que los métodos cambien”, refirió la especialista.
Mariella Vega dictó la conferencia virtual “Los aportes de la Disciplina Positiva en tiempos de cuarentena” a los estudiantes del programa académico de Psicología de la Universidad de Piura. En ella, explicó a los participantes que muchas veces, erróneamente, se utilizan herramientas disciplinarias que funcionaron para algunos en el pasado: gritos, peleas, sermones, castigos, chantajes, etc. “En la disciplina, dijo, no se trabaja para hoy sino a largo plazo. Desde la disciplina positiva se ha podido evidenciar que mucho de estos métodos generan rebeldía, distanciamiento, manipulación y venganza”, anotó.
Entonces, ¿cómo debe criarse a los hijos? Para la psicóloga, existen dos enfoques erróneos: la sobreprotección y la imposición autoritaria. “Hay que tener en cuenta el criterio de amabilidad y firmeza. Si existe una alta amabilidad y baja firmeza tendremos padres permisivos; si hay baja amabilidad y alta firmeza, habrá padres autoritarios; si la firmeza y la amabilidad son bajas, tendremos padres negligentes. En consecuencia, la disciplina positiva propone un equilibrio de amabilidad y firmeza al mismo tiempo”, puntualiza.
Refirió que la disciplina positiva no es enfoque psicoterapéutico o teoría psicológica. “Es una metodología creada por Jane Nelsen y Lynn Lott, basada en los estudios de los psiquiatras Adler y Dreikurs, quienes comprendieron la importancia de tratar a todas las personas con dignidad y respeto, incluyendo a los niños. De esta manera, plantea que la base principal sea el respeto mutuo”.
Como principales características de esta disciplina en la crianza de los hijos, Vega mencionó: una educación sin gritos ni golpes ni castigos; la forma de relacionarse con los niños está basada en el reconocimiento y el afecto; requiere de claridad y consistencia de las normas; y quienes la usan procuran evitar lastimar a los niños a través de actos o comentarios.
Asimismo, la especialista destacó cinco ventajas de la disciplina positiva: ayuda a los niños y jóvenes a tener un sentido de pertenencia e importancia (conexión); es amable y firme al mismo tiempo; es efectiva a largo plazo; enseña valiosas habilidades de vida e invita a los niños y a los jóvenes a descubrir que son capaces y a usar su poder de forma constructiva.
“Los métodos que se usan en la disciplina positiva se basan en transmitir el mensaje del amor y respeto, creando sentido de conexión y pertenencia; ser firme y amable al mismo tiempo; identificar las creencias detrás del comportamiento; aprovechar los errores como oportunidades de aprendizaje; enfocarse en soluciones, involucrando al niño en la creación de ellas, para permitir desarrollar y fomentar habilidades sociales y de vida (autodisciplina, autocontrol, autocontrol, comunicación asertiva, etc.)”, anota la psicóloga.
En otro momento de su exposición, detalló algunas herramientas útiles para la crianza, de los niños: hay que implicarlos en las decisiones; enseñarles a respetar, con el ejemplo; utilizar el sentido del humor; comprender las necesidades y limitaciones evolutivas; decir lo que se quiere decir y mantener la postura con cariño y firmeza; ser paciente; actuar más, hablar menor; aceptar y valorar su singularidad; y utilizar las emociones honestamente, finalizó.