El conflicto y la pelea no nos van, y si siempre es desaconsejable la división, en esta crisis debería estar prohibida. Todo lo contrario, tenemos la gran oportunidad de comprender, de solidarizarnos con los demás.
Por Genara Castillo. 17 julio, 2020.La crisis producida por la pandemia del coronavirus, tangible tanto en el ámbito de la salud y de la economía exige -para empezar- la unidad. Toda crisis se define como “carencia de recursos necesarios para afrontar situaciones nuevas” y por eso ahí está el secreto de su superación: la solución es incrementar esos recursos.
Así, cuando un enfermo está en estado crítico porque necesita oxígeno o sangre, supera la crisis cuando le ponen oxígeno o le hacen una transfusión. De manera parecida, cuando un adolescente entra en crisis es porque le faltan recursos interiores para introducirse en la siguiente etapa pisando firme y con seguridad.
Igualmente, si un matrimonio entra en crisis porque carece de comprensión para entender al otro y de generosidad para perdonarle, se tendrán que poner a hacer “gimnasia” mental para ensanchar la mente y poder ponerse en el lugar del otro, así como “gimnasia” afectiva para ensanchar el corazón y perdonarle y así poder seguir adelante.
De modo similar, en un país en crisis hay que incrementar los recursos económicos, de salud: pero, para ello hay que incrementar nuestro esfuerzo, trabajo, nuestros recursos interiores, de mente y de corazón para interesarnos por los demás, empezando por ser conscientes y cuidarlos, no exponerlos al contagio; y, a partir de ahí, ayudarles en la medida de nuestras posibilidades en sus necesidades materiales y espirituales.
Los peruanos tenemos esa capacidad de ser solidarios. El conflicto y la pelea no nos van, y si siempre es desaconsejable la división, en esta crisis debería estar prohibida. Todo lo contrario, tenemos la gran oportunidad de comprender, de solidarizarnos con los demás.
En este sentido, los directivos y políticos deberían dar el ejemplo, porque lo único que justifica un cargo es el servicio al bien común, al bien de todos, sin intereses de parte. Este mes, que celebramos las Fiestas Patrias, es ocasión para renovar nuestro compromiso de contribuir a hacer del Perú una nación grande.
Este es el desafío: ofrecer cada día nuestro trabajo bien hecho, sea pequeño o grande (en realidad todos los trabajos honestos son muy importantes), en la tarea de sumar, de aportar, de lograr la cohesión social. Nos une el pasado y el presente; pero, especialmente el futuro. Nos conmovemos ante los símbolos nacionales, pero eso nos tiene que llevar al esfuerzo de sacar adelante un Perú unido y, al sumar esos esfuerzos, echar fuera todo lo que pretenda romper esa unidad o enfrentarnos, solo así superaremos esta crisis.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas en él son de responsabilidad del autor.