La seriedad de esta crisis ha incrementado el consumo informativo y ha reforzado la necesidad de un periodismo confiable y riguroso que pueda informar y educar a la población.
Por Rosa Zeta de Pozo. 15 octubre, 2020.Este año, en medio de esta pandemia, de la coyuntura crítica que ha generado, es bueno reconocer que los periodistas tenemos una buena noticia que compartir: globalmente se ha revalorado la importancia del periodismo en la sociedad.
La seriedad de esta crisis ha incrementado el consumo informativo y ha reforzado la necesidad de un periodismo confiable y riguroso que pueda informar y educar a la población y enfrentar la desinformación que hoy nos preocupa.
En este sentido, vemos que los periodistas desempeñan un papel fundamental a la hora de informar a la gente y configurar la opinión pública. El público demanda información verdadera, procedente de voces expertas en los temas de salud, de las autoridades en torno a las políticas adoptadas en cada momento. Pero también información completa, verificada, contextualizada, oportuna, imparcial, adecuada, plural, y accesible.
En la medida en que los medios de comunicación tradicionales han ayudado a la gente común a comprender el alcance de la crisis y a dejar claro qué podía hacer cada uno para mitigar el impacto, han recibido la confianza del público. El Digital News Report 2020, del Reuters Institute, señala que en la información sobre COVID-19, la confianza de los ciudadanos en los medios de comunicación representaba más del doble de la que tenían las redes sociales.
Mantener y hacer crecer esa confianza es el gran reto de los medios de comunicación, y en estos momentos el tratamiento responsable de las noticias adquiere mayor valor intangible. Estamos ad portas de una elección presidencial, en tiempos críticos. Es una oportunidad para que los periodistas cumplamos con el deber de entregar información de calidad, que sirva para una mejor toma de decisiones en la sociedad.