Jaicy Blandin y Luzmila Flores, profesoras de la Maestría en Matrimonio y Familia, explicaron una serie de acciones educativas que los padres deben tener en cuenta para evitar la sobreprotección de sus hijos.
Por Betsy Salazar Guerrero. 12 noviembre, 2020.El Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad de Piura organizó el conversatorio virtual “Los riesgos de la hiperpaternidad y cómo ser padres efectivos”, dirigido a profesores y padres de familia. Participaron las magísteres Jaicy Blandin y Luzmila Flores, docentes de la Maestría en Matrimonio y Familia – UDEP, quienes expusieron cómo los padres pueden educar mejor a sus hijos sin perjudicar su desarrollo.
Hoy en día, existen más certezas en educación y se sabe que la manera de educar a los niños ha cambiado. Por ejemplo, comentó Jaice Blandin, los métodos punitivos que los hacen sufrir ya no son necesarios para aprender pues no son efectivos para el objetivo de la crianza. Por el contrario, hay un estilo basado en la educación democrática y humanista con el cual los niños aprenden y, al mismo tiempo, se sienten respetados.
“Se trata de la llamada educación Adleriana que, junto con la propuesta educativa de la Disciplina Positiva, ha probado ser muy efectiva: “no es más que preparar a los hijos para la adultez, con el desarrollo de habilidades de vida que les permitan enfrentar óptimamente las tareas y desafíos que se presenten”, refirió Blandin.
Para Luzmila Flores, la familia es educadora en su estado puro. Y, dijo, su poder educativo posee efectos tan penetrantes, tan amplios, tan duraderos y naturales que es imposible negar ese impacto en sus miembros. Por ello, refirió que en esta dinámica no solo los hijos son educados, sino que los padres también empiezan a desarrollar acciones educativas para sí mismos, porque tienen que formar el ser personal del menor.
Además, indicó que es necesario que los padres tomen conciencia sobre la educación de sus hijos para evitar la hiperpaternidad, que consiste en una relación sobreprotectora o permisiva de los padres, que se complacen y se esfuerzan mucho en “dar”, y olvidan que están formando a un ser humano, personal e individual.
Indicó que los hiperpadres son padres que han desdibujado los conceptos de paternidad y que, en el fondo, tienen una tendencia a no razonar sobre la educación de sus hijos sino a seguir solo el sentimiento, señaló Flores. “Son los padres guardaespaldas, que siempre están detrás del niño y no lo dejan ser”, y esto es muy nocivo para el hijo, pues no es posible crear situaciones ideales para que los menores no sufran.
Ciertas dosis de sufrimiento o desilusión en la infancia y adolescencia, comentó Blandin, “son necesarias para aprender, superar fracasos y decepciones; en definitiva, para crecer y desarrollar el coraje que hace falta para enfrentar los retos que la vida nos pone. Cuando no frustras a un niño en realidad lo estás debilitando porque no estará preparado para crecer y traerá como consecuencia un niño con baja autoestima”.
Otra de las consecuencias, indicó Flores, es que los niños sobreprotegidos no saben resolver situaciones ya que los padres siempre les dieron todo y estuvieron ahí para resolver sus problemas. Incluso, pueden llegar a ser personas narcisistas pues creen que el mundo está a sus pies. “Hay mucha responsabilidad de los padres en este entorno porque su tarea es dar estabilidad afectiva a los menores pero sin caer en la hiperpaternidad; sin creer que en el centro deben estar siempre los hijos”.
Los padres piensan que deben crear una infancia feliz para los niños. No obstante, esto conlleva a que los menores entiendan la felicidad como algo cómodo y fácil: un mundo en el que no tienen que dar nada ni deben mostrar un interés social por colaborar con los demás, sostuvo la psicóloga Blandin.