Las predicciones poblacionales que menciona el ingeniero Ardito, más que inevitables y preocupantes, ponen sobre el tapete la obligada ruta a seguir por las ciudades en desarrollo para llegar a convertirse en “ciudades inteligentes”.
Por Koko Zavala. 18 enero, 2021.Orlando Ardito Chávez, gerente general de EPEI Perú, participó en el IV Simposio de Energías Renovables organizado por la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Piura, junto con otros expertos de talla nacional e internacional reiteró que lo importante de una “ciudad inteligente” es su plan de desarrollo sostenible, seguridad y prevención, teniendo como eje principal al ciudadano.
En anterior simposio se analizó el sistema energético peruano y la necesidad de despetrolizarlo y/o descarbonizarlo. ¿Qué falta para concretar una transición hacia el uso eficiente de la energía renovable?
Entre otros temas relevantes, la respuesta tiene que ver con el cambio climático y la reducción de los gases de efecto invernadero. En el 2015, 195 países, entre ellos Perú, se comprometieron, en el acuerdo de París, a reducir emisiones contaminantes. En la reunión COP25 de 2019, Perú puso como meta, reducir hasta el 35% de emisiones al 2030.
La incorporación de las energías de Recursos Energéticos Renovables (RER) es la gran propuesta y una de las principales medidas para afrontar la contaminación; siendo necesario el desarrollo y la puesta en marcha de políticas adecuadas que fomenten y optimicen su aprovechamiento, más aún, teniendo en cuenta los riesgos asociados a aspectos políticos, técnicos, financieros y de resultados que enfrenta la industria.
¿Es tarea del Estado incrementar la participación de los RER en las actividades de generación?
Sí; el Estado debe incorporar/intensificar la participación de los RER dentro del plan estratégico nacional del sector eléctrico; fomentar y promover mediante acciones de política el uso de combustibles limpios y desarrollar campañas de orientación y sensibilización al usuario final. También, debe orientar el diseño de mercado a grandes rondas de subastas (en lugar de pequeñas).
Igualmente, se debe provechar las nuevas tecnologías, como las smart grids, para complementar el crecimiento de los RER. En transporte, hace falta agilizar los procedimientos relacionados a la concesión de las líneas de tren eléctrico que faltan adjudicar. En cuanto a los biocombustibles, debe seguir analizándose su viabilidad a mediano y a largo plazo.
Se estima que para el 2050, el 70 por ciento de la población mundial vivirá en grandes ciudades. ¿Considera inevitable la conversión de las actuales urbes en ciudades inteligentes?, ¿Qué países van ese camino?
Efectivamente, hacia el año 2050, se estima que más de 6000 millones de personas vivirá en grandes ciudades (64,1% de las personas en países en desarrollo y 85,9% en los países desarrollados).
Desde el 2008, por primera vez en la historia, más de la mitad de la población (54,6% o 3600 millones de personas) vive en ciudades. Y, si se cumplen las predicciones, más de 5000 millones de personas se agruparán en tan solo el 3% de la superficie habitable de nuestro planeta.
Esta proyección, entre las diversas certezas que trae implícitas, plantea que la humanidad se encontrará preocupantemente hacinada, y si algo ha enseñado la pandemia del COVID-19, es que el hacinamiento y una elevada densidad de población son factores que incrementan el contagio y, en consecuencia, en este caso, la mortalidad.
Por lo tanto, ¿Qué se puede hacer frente a esta tendencia demográfica que parece inevitable?
La solución para enfrentar y contener una pandemia futura la encontramos en el desarrollo de ciudades inteligentes. Hoy, existen 21 ciudades con más de 10 millones de personas (Tokyo, Nueva York y Ciudad de México y otras) y para el 2050 se espera llegar a 29 megaciudades (Bogotá y Lima forman parte de esta proyección). Desde el punto de vista económico, las 600 ciudades principales generan el 60% del PBI mundial. Por otro lado, el impacto ambiental refiere que las ciudades utilizan el 60-80% de las necesidades de energía. Solo la iluminación significa 19%.
¿Y en el Perú que está sucediendo?
Según el Ceplan (2019), la población peruana superará los 37M el 2030, En los últimos años, la población de Lima ha crecido 75%. Al 2025, crecerá 2M más. En conclusión, camino a la sobrepoblación el primer reto es organizarse de manera “inteligente”.
La UDEP, la Universidad de Stuttgart, la Fraunhofer-Gesellschaft y la Municipalidad de Piura iniciaron el año pasado un proyecto para convertir a Piura en un “piloto” de ciudad inteligente. ¿qué opina al respecto?
Como región, Piura tiene suficiente espacio disponible donde podrían organizarse ciudades satélites (cercanas al puerto, a las carreteras de integración, …) que articulen con el centro de la ciudad de acuerdo con una estrategia de desarrollo integral, segura y sostenible. El trabajo colaborativo, que suma el capital, el conocimiento y una gestión adecuada, favorece las mejores condiciones de éxito para el proyecto.
Considerando que la zona norte es afectada por el fenómeno El Niño, de mod recurrente, ¿qué beneficios podría tener Piura si llega a ser una “ciudad inteligente”?
Una ciudad inteligente es un área urbana que utiliza: sensores con capacidad de conexión a internet (IoT), diferentes tipos de tecnología IoT y actuadores para interconectar diferentes componentes a su alrededor, en cada capa de la ciudad. La información (datos) recolectada se colecciona y analiza para identificar el conocimiento y los patrones necesarios para administrar mejor los activos, recursos y servicios de manera eficiente.
Con ella, las capacidades digitales de la Smart City permitirán mejorar los niveles de servicios ciudadanos, como la video vigilancia, el transporte público y también con ellos los sensores de monitoreo de la presencia e intensidad de fenómenos como El Niño. Disponiendo de mejor información, es posible actuar a tiempo, de manera anticipada y con mejores resultados en la intervención y la prevención.
¿Cuál sería el modelo ideal de una ciudad inteligente?
No obstante, lo expresado anteriormente, una Smart City no debería iniciarse pensando solamente en la tecnología. La tecnología es importante; pero, es básicamente un facilitador y catalizador del proceso de cambio, la automatización es la última etapa. Lo más importante, es el Plan de Desarrollo que se desea alcanzar en el futuro con la ciudad; para ello es vital que el centro de atención sea siempre el ciudadano.
¿Hasta qué punto la eficiencia energética es accesible y vital para los habitantes de estas ciudades?
No debemos olvidar que el punto de partida de una Ciudad Inteligente y Sostenible es la seguridad de sus instalaciones y ello se consigue con productos y servicios de calidad. Sin seguridad no hay eficiencia, sin eficiencia no hay sostenibilidad y sin todo ello no podemos ser digitales – “inteligentes”.
Las tarifas diferenciadas, redes eficientes de distribución energética, entre otros beneficios, ¿son un escollo por superar para las grandes empresas que usan el combustible fósil para este servicio?
No, sin embargo, desde el punto de vista del reto de convertirse en una ciudad inteligente, tenemos 5 desafíos: seguridad: detección temprana de incidentes y emergencias; movilidad: análisis de tráfico, estacionamientos e intersecciones inteligentes; servicios públicos: sistemas de energía y saneamiento eficaces y sostenibles, sistemas de medición de consumo de agua y electricidad en tiempo real e inteligentes, alumbrado público conectado y regulado que reduzca en consumo energético sin comprometer su disponibilidad; y servicios de salud, educación, ocio y bienestar, que sean inclusivos y estén al servicio de la ciudadanía. La red 5G proporcionará una conectividad universal y sin limitaciones mediante redes de sensores (IoT) o dispositivos móviles de ciudadanos.
¿A las ciudades inteligentes se les denomina ciudades del futuro, cuán lejano o cercano es ese futuro para los peruanos?
No es fácil “ser inteligente”, sin embargo, las ciudades tienen muchos desafíos en la implementación de tecnologías para hacerlas inteligentes, como: la correcta implementación de las energías renovables en sus sistemas de abastecimiento; disminuir la resistencia a la integración (por comodidad o por temor, muchos líderes permanecen se resisten a ella y a compartir la información necesaria para crear la infraestructura básica para las smart cities).
Por otra parte, la naturaleza de las inversiones en tecnología puede resultar aparentemente costosas o con retorno de inversión muy distante, para una ciudad con presupuesto limitado. Si los proyectos se desarrollan de manera aislada, no hay intercambio de recursos o incluso de información; se duplican las inversiones y los esfuerzos, este es también un desafío por superar.
De igual manera, en el contexto de una arquitectura hiperconectada, la seguridad pública queda expuesta a crímenes virtuales hasta hoy limitados a las redes de información. Falta de disponibilidad, transparencia y preocupaciones sobre la privacidad de los ciudadanos: ¿quién es el propietario de los datos?
Todo depende, única y exclusivamente, de cada uno de los peruanos: de nuestra capacidad para elegir adecuadamente a nuestras autoridades; denunciar los actos de corrupción; sacar provecho de las oportunidades cuando se presentan, y no aprovecharse maliciosamente de ellas o “sacarle la vuelta”. Tenemos gente con talento y el conocimiento está cada día más cerca de nosotros.