Y es que, muchas veces, el independiente o ‘emprendedor’ piensa, equivocadamente, que como se es “su propio jefe”, no debe fijarse normas, horarios ni procedimientos, malentendiendo así el término.
Por Jorge Gallo. 12 febrero, 2021.Una pareja de esposos, con casi veinte años de casados, son propietarios y conductores de una ferretería ubicada en el mercado. El horario de atención es de lunes a sábado, entre las 8 de la mañana y las 6 de la tarde. Ambos se preocupan de estar adecuadamente vestidos. También, tienen como política respetar el horario de atención establecido, que está a la vista del público.
En época de verano, ayudan en el negocio sus dos hijos, que son estudiantes universitarios. Hace poco, el mayor preguntó la razón por la que no les era permitido usar su ropa de deporte o descanso ya que se sentían más cómodos con esta. Sus padres le dijeron que lo correcto era vestir adecuadamente no solo por respeto a los clientes sino también a él mismo. Por la misma razón, le dijeron, se debía respetar el horario de atención establecido.
El hijo siguió a regañadientes la instrucción de sus padres, pero pensó que esto no lo veía con mucha frecuencia. En el ese mismo mercado veía a algunos conductores de vehículos de servicio público vestidos con chancletas, bivirí y, a veces, parecía que no estaban aseados. Cuando ha usado alguno de esos servicios también notaba que el vehículo tenía olor a cigarrillo y que la música era estridente sin el mínimo respeto al pasajero. O que, también, en el mismo centro de abastos, muchos negocios no respetan los días u horarios de atención.
Y es que, muchas veces, el independiente o ‘emprendedor’ piensa, equivocadamente, que como se es “su propio jefe”, no debe fijarse normas, horarios ni procedimientos, malentendiendo así el término; pues, ser formal va más allá del solo hecho de pagar impuestos.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.