Reneyro Guerra, egresado la Facultad de Ingeniería, obtuvo una de las 5 plazas en la multinacional al superar un riguroso proceso de selección. Ahora, tendrá la oportunidad de liderar proyectos y mejorar procesos.
Por Gabriela Hernández. 31 marzo, 2021.El bachiller en Ingeniería Mecánico-Eléctrica se enteró de la convocatoria de Confipetrol mientras trabajaba en su tesis para titularse, después de concluir sus prácticas profesionales en Copeinca. “Vi un anuncio del Centro de Desarrollo de Carrera que informaba de este proceso de selección y postulé”, comenta Reneyro.
Este proceso, que duró tres meses, comprendió la grabación de un video en el que respondía preguntas en español e inglés, pruebas de evaluación de habilidades blandas y de conocimientos, así como múltiples entrevistas y una sesión de trabajo grupal. “Nos propusieron casos de negocios en los que debíamos identificar problemas, establecer la trazabilidad de proyectos y responder con argumentos, bien fundamentados, a todas las interrogantes de los mentores”, destaca Reneyro Guerra.
Esta convocatoria estuvo abierta a profesionales de todas las ramas de la ingeniería y de todas las universidades del Perú, interesados en hacer una línea de carrera en la empresa. Al final, solo cinco fueron seleccionados y asignados a las distintas operaciones de la empresa en el litoral del país. Reneyro se incorporó a los trabajos de servicios que realiza Confipetrol en el Lote 10 de Talara, en una plataforma de explotación petrolera.
“Quedó muy claro que este trabajo no se trata de un programa de entrenamiento ni de prácticas. Desde el primer día nos asignaron responsabilidades y objetivos que cumplir. Es un gran reto porque lideramos trabajos y se nos exige proponer un proyecto de mejora continua durante el año que dura el programa”, comenta. Los jóvenes profesionales (JP) son soporte del área de Ingeniería, Mantenimiento y Confiabilidad de la empresa.
La formación de Reneyro
Reneyro egresó el 2019. Comenta que la formación que recibió en la universidad y las habilidades de comunicación y empatía que ha desarrollado han sido cruciales para su selección en este programa. “Antes que evaluar nuestros conocimientos técnicos, se enfocaron en descubrir qué habilidades blandas teníamos. De acuerdo con este diagnóstico es que se nos asignaron los trabajos que realizamos ahora”, destaca.
“Trabajo con personas de todas las edades, que están acostumbradas a que algunos procesos sean manuales y que, a veces, son reacias al cambio, a la innovación. Es necesario que siempre esté abierto a dialogar, a comunicarme para superar las barreras que existan”, refiere Reneyro.
Haber tenido la oportunidad de desarrollar su pensamiento crítico y ejercitar su pasión por la optimización de procesos en los proyectos y laboratorios cuando era estudiante le permiten realizar su trabajo con una perspectiva muy amplia, enfatiza el futuro ingeniero.
“Tengo muchas expectativas para este programa porque podré identificar los problemas que surjan y proponer oportunidades de mejora e innovación para que el trabajo se realice de la mejor manera. Tengo buenas bases y sé que podré afrontar los retos que se presenten”, concluye.