El 23 de abril, se celebró la misa del Espíritu Santo en memoria de los difuntos, por la salud de los enfermos de la comunidad de la UDEP, y por el fin de la pandemia.
Por Gabriela Hernández. 29 abril, 2021.El 23 de abril, se celebró la misa del Espíritu Santo en memoria de los difuntos, por la salud de los enfermos de la comunidad de la UDEP, y por el fin de la pandemia.
La misa fue transmitida en vivo desde la Ermita de Campus Piura, a través del Facebook UDEP. La comunidad universitaria se unió en oración por las intenciones de trabajadores, profesores y estudiantes que pedían por sus familiares, sus amigos, sus compañeros de trabajo y sus alumnos.
El capellán mayor, padre Ricardo González, destacó en la homilía que los momentos difíciles hicieron posible que se desarrolle una “empatía en el sufrimiento”, una compasión por el dolor del otro que nos impulsa a llevar sus cargas, y que “aumenta al ritmo del amor de Dios en nuestros corazones”.
También se refirió a cómo este tiempo difícil ha fortalecido la amistad y ha hecho que las personas no solo piensen en cada uno. De ahí que sea emotivo recibir intenciones en las que alguien pide “por el papá de mi amigo, por la mamá de mi amigo”.
El capellán mayor recordó las palabras de San Josemaría: “Todo es para bien”, citando a San Pablo cuando este afirma que todas las cosas cooperan para el bien de los que aman a Dios, lo bueno y lo malo. En este sentido, llamó a aferrarse de la Eucaristía y de la oración, cuando la fe flaquee.
“Acudamos al Espíritu Santo para que Él actúe con sus dones, que tanta falta nos hacen, para que nos ilumine y podamos entender un poco más la voluntad de Dios y los misterios de su Providencia, que nos ayuden esos dones para saber orientar y aconsejar a otros con palabras acertadas”, concluyó el padre Ricardo.
Antes de la celebración eucarística, el vice Gran Canciller, el padre Ángel Gómez-Hortigüela dirigió unas palabras a la comunidad universitaria. Reconoció que en situaciones como la actual es inevitable preguntarse “¿Dónde estás, Señor?”. Ante ello, hizo un llamado a confiar plenamente en que Cristo nos acompaña “en la enfermedad y la muerte, en el dolor y en la pena”.
“Jesús está cerca de nosotros y nos acoge lleno de misericordia”, afirmó el padre Gómez-Hortigüela. La misa del Espíritu Santo, destacó, es una oportunidad para agradecerle a Cristo su sacrificio, y pedir la intercesión de la Santísima Virgen y San José, para poder encontrar sentido al dolor, a la pérdida, a la incertidumbre y al miedo.
Mensaje del rector
Al inicio de la transmisión de la misa, también intervino el doctor Antonio Abruña, rector de la universidad. “La comunidad de la UDEP, como todo el país, atraviesa circunstancias de preocupación, tristeza y dolor por familiares y amigos”, destacó. Este contexto de pandemia “nos ha hecho suspender la ceremonia de apertura del año académico. Sin embargo, hemos querido mantener la celebración de la santa misa del Espíritu Santo (…), para hacer un alto en nuestras obligaciones y, todos juntos, pedir a Dios que este periodo difícil pase cuanto antes”, sostuvo.
El doctor Abruña señaló, también, que el compromiso y esfuerzo de todos los miembros de la comunidad UDEP le llena de “ilusión y orgullo”; y, animó a todos a seguir “siendo solidarios, haciendo el bien a quienes nos rodean” y a entregar, en las actividades cotidianas, lo mejor para salir adelante. En el 2021, lleno de grandes retos, “no duden que en la universidad estamos a su disposición para apoyarlos”, concluyó.