27

Ago

2021

Basta recordar aquella columna de duros civiles que continuaban disparando al invasor a pesar de los gritos y el desasosiego de la batalla de Miraflores, y que fueron inmortalizados en la espléndida pintura de Juan Lepiani.

Por Orlando Vignolo. 27 agosto, 2021. Publicado en Correo, el 27 de agosto de 2021.

El recuerdo de sus caras sudorosas y alegres de aquel lejano 1995 siempre viene a mi mente. Esos chicos muy jóvenes, apertrechados hasta los dientes y subidos en los camiones militares que iban directo a pelear una guerra por todos, es una imagen que ha marcado mi vida diaria. Junto a mi padre, simplemente mirábamos, aplaudíamos y les entregábamos lo que había a mano (pan, agua y enseres que habíamos comprado para la ocasión). No sabíamos qué más hacer ante esa muestra de máxima entrega por todos.

Este relato personal es una pequeña muestra del arrojo y heroísmo que han tenido varios peruanos a lo largo de épocas duras y terribles. Muchos no vacilaron ante el enemigo y se pusieron al frente para permitir que la Nación y la República sobrevivan, aún a costa de su vida, integridad física, familia o patrimonio. Basta recordar, por ejemplo, aquella columna de duros civiles que continuaban disparando al invasor a pesar de los gritos y el desasosiego de la batalla de Miraflores, y que fueron inmortalizados en la espléndida pintura de Juan Lepiani.

Los olvidados son muchos. En la actualidad, la ignorancia de sus datos es una afrenta sin nombre y muestra una sociedad desapegada a respetar el sacrificio y entrega de sus hijos, en medio de un bicentenario vacío, desangelado y lleno de frases huecas.

¿Cuáles son sus nombres y ciudades de procedencia? ¿Dónde están sus restos mortales? ¿Son oficiales, soldados o civiles? ¿Los menores conocen sus historias? ¿Las generaciones actuales respetan y valoran lo que hicieron sus antepasados para que vivan en una patria propia? ¿Por qué la educación básica los olvida y se cuenta sólo una historia limitada o sesgada? ¿Por qué los medios de comunicación no los muestran diariamente como modelos a seguir? ¿Por qué existe una tendencia social a olvidarlos y silenciar su recuerdo? ¿Por qué nunca se cuentan los grandes hechos efectuados por estos ciudadanos comunes? ¿Por qué la universidad peruana hace poco en revalorizar y estudiar profundamente sus acciones? ¿Merecen tener sus nombres inscritos en calles, plazas y monumentos? ¿No deberíamos tener una llama perpetua en las grandes urbes para el héroe desconocido o del silencio?

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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