De nada sirve todo el poder de cálculo, de lógica, de abstracción, si falla la intuición y la afectividad. Si –por decirlo con un término de hoy– se carece de inteligencia emocional.
Por Enrique Sánchez. 03 septiembre, 2021. Publicado en Correo, el 3 de setiembre de 2021.Es un error confundir inteligencia con sabiduría. ¿Es más sabio un ordenador, porque almacene más memoria, calcule más operaciones y relacione datos más rápido que una persona?
Robert McNamara, celebrado por su inteligencia, cometió errores nefastos en Vietnam. Mike Pompeo, doctor en Leyes en Harvard, promovió un acuerdo desastroso con los talibanes. También el actual Secretario de Estado, Antony Blinken, otra “estrella” de Harvard y Columbia, ha fracasado de modo esperpéntico en Afganistán.
El expresidente Ashraf Ghani se formó en universidades de élite de Estados Unidos, fue profesor en varias de ellas y mostraba, orgulloso, su biblioteca de 7,000 ejemplares. Incluso publicó en Oxford University Press el libro “Arreglando estados fallidos: un marco para reconstruir un mundo fracturado” (2009).
Ghani presidió Afganistán durante 7 años. No supo escuchar al pueblo, ni ceder, ni delegar y compartir su poder. Despreció la cultura y las capacidades de sus aliados potenciales. Se aisló en su torre de marfil. Y huyó finalmente del país, mientras su moderno ejército se derretía, como un azucarillo, ante fanáticos en alpargatas.
“El corazón tiene razones que la razón no entiende”. Eso escribió Pascal: un hombre que unió a su genio intelectual la capacidad de auscultar el espíritu y el corazón humano. Sabía bien que de nada sirve todo el poder de cálculo, de lógica, de abstracción, si falla la intuición y la afectividad. Si –por decirlo con un término de hoy– se carece de inteligencia emocional.
No podemos determinar nuestra inteligencia. Pero sí podemos buscar la sabiduría: escuchando, observando, leyendo, aprendiendo de errores propios y ajenos. Y la sabiduría, aunque quizá no sea tan valorada en el mercado laboral, es un bien escaso, y valiosísimo para nuestras vidas.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.