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Oct

2021

Artículo de opinión

Una reforma agraria no tiene por qué ser mala

Una reforma no tiene por qué ser mala, con los objetivos y planteamientos adecuados puede generar más desarrollo. Estamos a tiempo de corregir el camino para no destruir nuevamente nuestra agricultura.

Por Manuel López. 12 octubre, 2021. Publicado en Correo, el 9 de octubre de 2021.

Foto: Andina.

La propuesta del partido de Gobierno de implementar una segunda reforma agraria ha causado revuelo y preocupación desde que se dio a conocer en la campaña electoral. Esto, debido a la mala experiencia de la reforma agraria de 1969. También ha causado expectativa, pues en el sector agrario tiene aún muchos problemas por resolver y grandes desafíos que superar.

Sin embargo, las preocupaciones han aumentado cuando se aprobó el grupo de trabajo para el desarrollo del sector agrario, porque este solo considera a funcionarios públicos y representantes de varios gremios de agricultores que, si bien son actores importantes, no deberían ser los únicos participantes en un proceso tan relevante.

Esto evidencia que no hay una real comprensión de la complejidad del sector agropecuario que incluye lo pecuario, forestal, agroalimentario, agroindustrial y agroexportador del país. Estos subsectores son parte de un gran sistema que también comprende a los proveedores de insumos, maquinarias, tecnología, servicios financieros y de seguros, entre otros.

En resumen, el Gobierno ha comenzado planteando mal el camino y esto solo resultará en una propuesta muy parcial para solucionar los problemas. Y, de ser implementada, colisionará con procesos, de más de veinte años, que han permitido que el sector agrario sea uno de los pilares de la economía nacional.

Urge enderezar ese camino. Es importante incluir a los gremios empresariales: agrícolas, pecuarios, ganaderos, forestales; a las universidades, centros de investigación, entidades financieras y de seguros.

Si bien se han planteado algunos pilares, como asociatividad, industrialización y riego; estos no serán suficientes si no se aborda también la productividad, financiamiento, articulación comercial y, sobre todo, mercado.

Una reforma no tiene por qué ser mala, con los objetivos y planteamientos adecuados puede generar más desarrollo. Estamos a tiempo de corregir el camino para no destruir nuevamente nuestra agricultura.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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