Puede parecer contradictorio que una economía con tanto crecimiento sea poco atractiva para los inversionistas. Sin embargo, debemos recordar que muchas decisiones de inversión se dan mirando al futuro.
Por Germán Vega. 14 enero, 2022. Publicado en El Tiempo, el 19 de diciembre de 2021.En su último reporte de inflación, el Banco Central de Reserva estima un crecimiento de 13,2% en este año, respecto al anterior. Incluso, el nivel de producción estaría por encima del habido el 2019. Sin embargo, a todos debería preocuparnos que la entidad monetaria proyecta un crecimiento nulo de la inversión privada en el 2022. El tema es más preocupante, si consideramos que la única inversión significativa se debe al proyecto minero Quellaveco. Si excluimos este valor, se espera una caída en la inversión de 0,4%.
Puede parecer contradictorio que una economía con tanto crecimiento sea poco atractiva para los inversionistas. Sin embargo, debemos recordar que muchas decisiones de inversión se dan mirando al futuro. Y, lamentablemente, las expectativas sobre el futuro de la economía no son muy alentadoras.
El mismo BCR mide mensualmente esta variable. Luego de la caída por el nombramiento de Bellido como premier, las expectativas se recuperaron tras el ingreso de Vásquez. Pero, el accionar de Castillo y las declaraciones de Vásquez sobre el cierre de minas volvió a generar desconfianza. Hoy, las expectativas se encuentran en el tramo pesimista.
El accionar de otros ministros tampoco ha sido el ideal. El MEF hizo bien en buscar asesoramiento en el FMI para implementar una reforma tributaria. Sin embargo, el informe final no se publicó y se desconoce si lo propuesto por el MEF iba en la misma línea. Es más, muchos especialistas sostienen que la reforma no ataca la evasión y elusión, dos de los problemas centrales.
Más aún, en medio de un ciclo minero positivo, antes que subir impuestos, una mejor idea sería generar confianza para atraer más inversiones. Aunque, con amenazas de cierres y con un Minem sin rumbo claro, parece poco factible generar la confianza necesaria.
También es cierto que el Congreso no ha actuado de la mejor manera para que aumenten las expectativas de nuestra economía. Llevaron adelante un proceso de vacancia apresurado y con poco fundamento. Además, recientemente han atacado a la Sunedu y se niegan a censurar al ministro de Transporte, quien quiere desbaratar lo avanzando en reforma de su sector.
Para nuestro pesar, tenemos dos poderes cuyas peleas solo generan desestabilidad. Y, cuando coinciden, lo hacen para desbaratar lo poco que funciona bien en el país. Intereses personales antes que el de todos.
Por lo tanto, el 2022 se proyecta como el año de la desconfianza. Lo que queda es esperar, una vez más, que la resiliencia de la economía peruana mejore los números proyectados.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.