10

Ene

2022

Artículo de opinión

La gestión de las emociones

La gestión de las emociones nos ayuda a evitar los conflictos o enfrentamientos innecesarios, nos facilita la expresión de nuestras emociones y genera empatía, y nos ayuda a orientarnos hacia los objetivos que nos planteamos.

Por Rosa Cornejo Briceño. 10 enero, 2022. Publicado en El Tiempo, el 8 de enero de 2022.

A lo largo del día, diversas situaciones gatillan en nosotros múltiples respuestas: las emociones. Por lo general, no podemos controlar la totalidad de las situaciones que experimentamos en nuestro día a día: un embotellamiento en el tránsito que nos retrasa, un conductor imprudente que reta nuestra paciencia, un fuerte ruido en la calle que despierta al bebé que tanto nos costó hacer dormir…

Tampoco podemos controlar sentir la ansiedad, el enojo, el fastidio, la tristeza, el miedo o la alegría que experimentamos a partir de estas situaciones. Estar a puertas de rendir un examen importante puede hacernos sentir ansiosos, una respuesta desconsiderada de parte de alguien a quien apreciamos puede enojarnos, la pérdida de un ser querido puede entristecernos hondamente… Sin embargo, hay algo sobre lo que sí podemos tener algún nivel de control: qué hacemos con eso que sentimos.

Es importante aclarar que las emociones, en sí mismas, no son ni positivas ni negativas. Recordemos que nuestras emociones nos “dan pistas” sobre lo que ocurre alrededor. Lo que adquiere el tinte valorativo son las acciones que ejecutamos a partir de esas emociones. A la conciencia y gobierno de lo que generan nuestras emociones le llamamos gestión de las emociones; y, como entra a tallar en cada momento de nuestra vida y determina nuestra correcta relación con los demás y nuestro bienestar, es importante educarla y revisar, constantemente, cómo está afectando nuestra vida.

La correcta gestión de las emociones nos ayuda a evitar los conflictos o enfrentamientos innecesarios, nos facilita la expresión de nuestras emociones y genera empatía con los demás, y nos ayuda a orientarnos hacia los objetivos que nos planteamos. También, permite que aprendamos de los errores propios y ajenos.

En la gestión de las emociones, la pausa y la reflexión serán nuestras mejores amigas porque nos permitirán reconocer y comprender nuestras emociones y los estímulos que las causan. Evitemos la lectura superficial de nuestras emociones y de las de los demás, y no subestimemos la necesidad del acompañamiento psicológico.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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