25

Abr

2022

Artículo de opinión

Necesitamos más jardines urbanos

El interés y el rol importante que pueden tener los jardines en relación con el cambio del clima y para el progreso de la población evidencian la necesidad de que las instituciones públicas y privadas cooperen en estas acciones.

Por Stella Schroeder. 25 abril, 2022. Publicado en El Peruano, el 23 de abril de 2022.

A nivel mundial, las ciudades están experimentando transformaciones significativas y enfrentan desafíos sustanciales debido al calentamiento global y la rápida urbanización.

Además, contribuyen en gran medida al cambio climático, son responsables del 70%, aproximadamente, de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI) y son las más afectadas por el aumento de las temperaturas, que empeoran por la contaminación del aire y los efectos de las islas de calor, junto con poblaciones densas que enfrentan altos riesgos de transmisión de enfermedades infecciosas, por ejemplo.

El cambio climático afecta y es afectado por las comunidades. Las ciudades tienen un importante papel, no obstante, su mitigación y adaptación debe comenzar por acciones individuales. Los árboles en el área urbana reducen fuertemente el estrés por calor peatonal, al absorber y reflejar la radiación solar. La vegetación de los jardines es un componente muy importante que afecta al cambio climático.

La horticultura urbana, que consiste principalmente en recursos arbóreos, es un activo valioso, especialmente, por su contribución a los beneficios ambientales. Se ha descubierto que las plantas en los jardines desempeñan una función particularmente importante en la mitigación del cambio climático y el mantenimiento de la calidad ambiental de las comunidades. Los jardines o huertos urbanos pueden ayudar a disminuir los contaminantes del calentamiento global asociados con la eliminación de desechos, convirtiendo hojas, césped, recortes de madera y desechos de jardín muertos en mantillo o abono que, después, se usará en el jardín.

Estudios sobre la jardinería urbana y comunitaria exploran el papel de esta práctica como método alternativo para fomentar un buen equilibrio medioambiental y social. El concepto de sostenibilidad es crucial en este proceso, ya que se ha utilizado para construir ciudades y barrios más inclusivos y resistentes. En este sentido, implementar huertos urbanos ayuda a reducir la polución urbana y el efecto de las altas temperaturas por la sombra que dan; generan espacios de interacción social, protección ante desastres naturales, conciencia ecológica y más biodiversidad. Además, transforman los espacios no utilizados en paisaje, con un valor recreativo y ecológico; contribuyen a la implementación de áreas verdes mejoran la calidad de vida; y, pueden mejorar la vitalidad de la comunidad, que se reúne en estos para mantener la salud física y aprender nuevas habilidades prácticas de jardinería orgánica.

Varias ciudades del mundo están promoviendo la agricultura urbana en las llanuras aluviales, desarrollan huertos en las azoteas de densos asentamientos urbanos, incluyen la silvicultura urbana en nuevos esquemas de vivienda y preservan los cinturones verdes periurbanos para la producción local de alimentos.

En un estudio realizado en Piura, los propietarios de jardines urbanos indicaron que la intervención había mejorado notablemente el clima urbano. El 96% confirmó que la calidad del aire había mejorado. 80% observó una mayor presencia de fauna local. Además, con la pandemia, un 90% se preocupa más por el clima urbano, los espacios públicos y verdes de su ciudad. Los vecinos consideran diferentes factores importantes que influyen en la mejora de los huertos y, en consecuencia, en la regeneración de una ciudad resiliente: gestión de residuos orgánicos y recuperación de suelo (compostaje), gestión y utilización de aguas residuales; y concientización en temas ambientales y de cambio climático.

El interés y el rol importante que pueden tener los jardines en relación con el cambio del clima y para el progreso de la población evidencian la necesidad de que las instituciones públicas y privadas cooperen en estas acciones.
Los municipios se encargan de la planificación urbanística, reservando zonas para la jardinería o la agricultura urbana. El diseño, la propiedad y la gestión pueden delegarse en comunidades o asociaciones de propietarios o usuarios individuales. De esta manera, más residentes pueden participar en las actividades y sentirse capaces de revitalizar el entorno urbano. Los planificadores orientados a la justicia social pueden aprender y utilizar estos procesos para desarrollar ciudades más inclusivas, receptivas y sostenibles. Mientras más actores se involucren en procesos de adaptación y mitigación al cambio climático, mayor será el impacto en la sociedad y, sobre todo, en el medioambiente. Sin embargo, las acciones impiden una cierta seguridad, estabilidad y apoyo local.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

Comparte: