Hablemos con un amigo comprensivo, pues compartir las propias frustraciones puede ayudar a desactivar la ira, aunque sabemos que nadie puede ayudar a cambiar las emociones de otro, solo nosotros mismos. Ese es un trabajo íntimo y personal.
Por Jaime Ancajima. 02 mayo, 2022. Publicado en El Tiempo, el 1 de mayo de 2022.Hace poco, durante la ceremonia de entrega de los Premios Óscar, fuimos testigos de la inesperada reacción del famoso actor Will Smith ante la broma de Chris Rock sobre la alopecia que sufre su esposa, Jada Pinkett. Muchos critican su acción y otros lo apoyan. Lo cierto es que todos quedamos realmente sorprendidos y la academia lo ha expulsado por 10 años; y muchos proyectos profesionales que tenía pendientes se han visto afectados.
William Shakespeare dijo: “La ira es un veneno que uno toma esperando que muera el otro”. Todos nos enojamos de vez en cuando por una provocación o comentario y es posible que ataquemos verbal o físicamente a quienes nos molestan. Esto repercute de forma negativa en nuestro organismo pues aumenta la presión sanguínea, lo que con el tiempo puede provocar el deterioro de las arterias; se eleva el pulso cardiaco y se genera taquicardia. Además, aumenta la producción de sustancias químicas como la adrenalina, lo que altera el equilibrio natural del cuerpo, se desequilibra el sistema inmunológico, se provocan contracturas, dolores musculares y jaquecas; se acelera la respiración, provocando que el corazón bombee con más intensidad; y aumenta el riesgo de padecer algunas enfermedades como gastritis, colitis y dermatitis.
En su libro “Como dominar las emociones destructivas”, Albert Ellis nos sugiere seguir estos consejos para gestionar nuestra ira y cuidar nuestra salud física y mental: tomarnos un tiempo para responder y pensar lo que vamos a decir y no actuar instintivamente; recurrir a técnicas de relajación y respiración para relajar los músculos y sentirse más calmado; y, realizar deportes, ya que la liberación de endorfinas y la distracción de la actividad permitirán visualizar todo con mayor claridad y desde otra perspectiva.
También, usar el humor para aliviar la tensión ya que es un método eficaz para aceptar con naturalidad lo que ocurre; y, llevar un registro mental de lo que nos enoja ya que el autoconocimiento nos permite saber bien qué situaciones nos provocan enojo o mucha ira, lo que nos permitirá saber cómo reaccionar de mejor forma en el futuro, ante una situación similar.
Hablemos con un amigo comprensivo, pues compartir las propias frustraciones puede ayudar a desactivar la ira, aunque sabemos que nadie puede ayudar a cambiar las emociones de otro, solo nosotros mismos. Ese es un trabajo íntimo y personal. Trabajemos la empatía y aprendamos a perdonar, a reconocer y aceptar que no todos piensan y actúan igual que nosotros.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.