En su conferencia “El verdadero rostro del amor en el enamoramiento”, el doctor Viladrich analizó los territorios de la intimidad, el núcleo del enamoramiento, sus dinámicas y la libertad que gobierna este fascinante fenómeno humano.
Por Gabriela Hernández. 23 junio, 2022.La charla, organizada por el Instituto de Ciencias para la Familia (ICF) y la Defensoría Universitaria, partió de la aparente paradoja entre la naturalidad del enamoramiento y la dificultad para explicarlo, comprenderlo y, en último término, vivirlo.
El doctor Pedro Juan Viladrich ahondó en el “Abc del enamoramiento”, y explicó los siete ámbitos de la intimidad humana, que sirven de punto de partida para comprender el fenómeno del enamoramiento.
“Son siete amores, cada uno con contenidos de don, acogida y unión que no se contradicen”, disertó el profesor de la Maestría en Matrimonio y Familia y doctor honoris causa por la Universidad de Piura.
Estos tipos de amor son el nupcial, donde se produce el enamoramiento, “es el amor a la dimensión masculina y femenina del otro”, destaca el experto; el segundo es el paterno y materno, engendrador; el filial, de los hijos que reciben la vida; el fraterno o amor de hermanos; el intergeneracional o el de los abuelos; la amistad y, finalmente, el amor a Dios.
Estos ámbitos de la intimidad o tipos de amor están gobernados por un titular: “el que soy”, enfatizó el profesor. En el enamoramiento, esta intimidad o espíritu personal se dona al otro libremente.
“La tripa del encuentro”
El experto remarcó que, antes del encuentro entre los enamorados, existe, en los seres humanos, una predisposición a enamorarse. Esta permite que, al encontrarse las intimidades de un varón y una mujer, “un velo se rasgue” y que cada uno descubra y reconozca en el otro a ese o esa que su soledad buscaba. Este descubrimiento, enfatiza el doctor Viladrich, es como un “big bang” que impacta.
El segundo momento del encuentro, el doctor Viladrich lo llama “engendramiento recíproco”. Aquí, los enamorados descubren que ya no pueden existir aisladamente, “se descubre lo masculino o femenino en, por y con el otro” y sacan de cada uno a alguien que no conocían. Este momento deja huella en los enamorados, que no quieren perder al amado ni a la persona en la que se ha convertido amando.
En el tercer momento, si el encuentro es incondicional, gratuito, desnudo, libre; con el don y la acogida puros, y en el que las correspondencias se cuidan y se estima y respeta la diferencia, se huye de la imposición de la propia voluntad de dominio, de la concepción de relación como juego de poder.
Según el profesor Viladrich, esto ocurre cuando uno ha entendido que el amor es correspondencia y respeto, amor a la diferencia, porque así es relación y no un monólogo.
Las dinámicas del enamoramiento
Cuando el encuentro es auténtico, produce cuatro dinámicas: “invitación, impulso, empujón, pero no obra hecha”, observa el doctor Viladrich. Los enamorados deben convertir estas dinámicas en obras.
El enamoramiento inclina a la cercanía, busca que esa unión sea para siempre, demanda fidelidad, fecundidad y benevolencia. Estas dinámicas, concluyó Pedro Juan Viladrich, se ponen a prueba en el tiempo y requieren del compromiso y de la lucha constante de los enamorados contra sus propios defectos, egoísmo, etc.
El conversatorio concluyó con múltiples preguntas de los asistentes; lo moderó la profesora Gloria Huarcaya, del Instituto de Ciencias de la Familia de la UDEP.