Quien sufre de bullying o acoso es afectado gravemente en su salud mental, su autoestima se deteriora y, en la mayoría de ocasiones, es incapaz de denunciar lo que le está pasando por miedo a represalias o vergüenza.
Por Rosa Cornejo Briceño. 10 junio, 2022. Publicado en Correo, el 10 de junio de 2022.Esta semana, un caso dramático de agresión física de escolares contra un compañero de clases conmocionó a Piura y repercutió en el país. La víctima perdió el conocimiento.
Ante un hecho como este surgen múltiples interrogantes: ¿qué lleva a un grupo de adolescentes a abusar de un compañero de esta manera? ¿cómo saber si alguno de nuestros hijos es víctima de acoso?
El bullying es una conducta violenta sostenida que ejercen una o más personas y que afecta a un individuo o grupo. Este acoso se manifiesta como violencia física, psicológica o como aislamiento o exclusión.
Quien sufre de bullying o acoso es afectado gravemente en su salud mental, su autoestima se deteriora y, en la mayoría de ocasiones, es incapaz de denunciar lo que le está pasando por miedo a represalias o vergüenza.
Ante una situación tan compleja y que podría tener repercusiones tan dramáticas, es crucial que los padres estén muy atentos a las señales que podría presentar su hijo si está sufriendo de bullying. A continuación, comparto una lista de comportamientos que podría adoptar un niño o adolescente víctima de acoso:
– Estado de ánimo variable: la víctima de bullying se muestra decaída o, ante algún estímulo, se sobresalta porque está constantemente en “modo alerta”.
– Los pasatiempos cambian: lo que le interesaba o emocionaba deja de hacerlo.
– Aislamiento: los padres podrán notar que su hijo se aparta de los grupos a los que pertenecía, en la escuela o, incluso, en la misma familia.
– Ansiedad y alteración del sueño y/o del apetito.
– La víctima de bullying puede volverse altamente sensible frente a lo que sucede a su alrededor.
Es posible que no se presenten todos estos comportamientos a la vez o que, de presentarse, lo hagan en diferente intensidad. La clave es la mirada atenta y amorosa de los padres, para detectar estos casos con prontitud y tomar las acciones pertinentes.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.