El Ministerio de Salud reportó, recientemente, que casi el 62% de peruanos mayores de 15 años (15 millones de personas) tienen sobrepeso o son obesos. Esta cifra aumentó desde el inicio de la pandemia.
Por Gabriela Hernández. 08 agosto, 2022.Juan José Moncada, especialista en nutrición clínica y profesor de la Facultad de Medicina Humana de la Universidad de Piura, explica que esta es una realidad a la que el Perú se acerca desde hace un buen tiempo, como consecuencia de los malos hábitos alimenticios y la falta de actividad física constante en los peruanos adultos.
“En el 2018, sabíamos que, la prevalencia del exceso de peso (entre sobrepeso y obesidad) estaba llegando casi a la mitad de la población adulta, y era de esperarse que con la pandemia estas cifras se disparen”, afirma el experto.
Además, destaca la urgencia de atender esta tendencia creciente, ya que el sobrepeso y la obesidad son factores determinantes de enfermedades metabólicas, como la diabetes, la insuficiencia renal y las enfermedades cardio cerebrovasculares, que se encuentran entre las diez principales causas de mortalidad en el Perú.
Estas condiciones patológicas, que derivan de estilos de vida poco saludables, suelen ser degenerativas e incapacitantes, y repercuten dramáticamente sobre la calidad de vida de las personas y sus familias.
Educación y prevención
El médico refiere que una alimentación no balanceada y alta en alimentos procesados y azúcares, asociada al sedentarismo, son el resultado de hábitos arraigados en las personas, que trascienden el plano nutricional porque responden a influencias sociales, psicológicas, familiares, etc. Por esto, reemplazarlos por hábitos saludables resulta muy complicado sin la educación necesaria.
Esto último es, además, en lo que menos se incide desde el Estado, destaca. “Los ciudadanos, en su mayoría, no tienen acceso a la educación para una vida sana. No ha habido intencionalidad de parte de las instituciones en establecer un programa público sostenido que busque detener esta tendencia”.
Por eso, si se busca contrarrestar esta realidad, lo más importante será incidir en la educación desde los niños más pequeños, para que no lleguen a la adolescencia con malos hábitos que se mantengan más persistentemente en la adultez. Las familias, enfatiza el médico, será las principales fuentes de educación para la salud.
Este trabajo educativo deberá aunarse con la detección de la población de riesgo: personas en un peso saludable que son susceptibles de padecer sobrepeso u obesidad por condiciones sociales, psicológicas, etc, para así poder intervenir eficientemente.
¿Cómo prevenir el sobrepeso y la obesidad?
El médico sostiene que las claves para evitar el aumento excesivo de peso y todas las consecuencias que esto acarrea son la alimentación balanceada, con alimentos saludables altamente nutritivos, pero sin alto contenido energético, y la actividad física constante.
Si bien el aumento de los precios de los alimentos repercute sobre el tipo de alimentación de las familias, existen alternativas económicas e igualmente nutritivas. La educación nutricional será crucial para que las familias encuentren alternativas que no repercutan negativamente en la calidad de su alimentación.
“Los alimentos más caros suelen ser las proteínas del tipo animal como la carne de res, el pescado, pavo o pollo, etc. Sin embargo, los huevos son una fuente proteínas de alta calidad y que continúan siendo más económicos que los primeros. Aumentar el consumo de verduras también se asocia a un mayor consumo de nutrientes que incluso nos brinda mayor sensación de saciedad. Necesitamos diversificar lo que comemos, alternar las fuentes de proteínas e incrementar el consumo de vegetales”, explica el médico.
Con respecto a la actividad física, el experto en nutrición clínica destaca que existen múltiples alternativas que no necesariamente implican adquirir una membresía en un gimnasio o centro de entrenamiento. En la pandemia surgieron diversas opciones para el ejercicio dentro de casa, que son gratuitas y están disponibles en plataformas de uso masivo como YouTube.
“El cambio de actitud debe comenzar desde la priorización de la educación nutricional y de estilo de vida saludable, tanto en las familias como en los centros educativos: programas educativos y de alimentación que puedan llegar a todos los rincones del país, fáciles y sencillos, con actividades lúdicas que se ajusten a las realidades particulares de las diferentes comunidades… hay que llegar a las personas y detener esta tendencia”, concluye el médico.