Muchas veces, el microempresario dice que “prefiere trabajar con su propio dinero porque, en caso contrario, terminará trabajando para el banco”. Esto quiere decir que el margen operativo es absorbido por el valor de la cuota.
Por Jorge Gallo. 26 septiembre, 2022. Publicado en Correo, el 25 de setiembre de 2022.Existen dos fuentes de financiamiento empresarial: deuda y recursos propios. Y cada una de ellas tiene un costo. El de la deuda está dado por la Tasa Efectiva Anual (TEA) aplicada a un préstamo o financiamiento. Hay que considerar el costo real (cuando a la cuota se le suman otros elementos tales como seguros, portes y/o comisiones). Si se tributa en el Régimen general (RG) del impuesto a la renta, este costo de la deuda goza del beneficio del Crédito fiscal de los intereses, porque estos los podrá registrar en el estado de resultados y pagar un menor impuesto a la renta.
El costo de los recursos propios es el “costo de oportunidad”. Es decir que el propietario de una empresa seguirá invirtiendo en ella siempre y cuando esté obteniendo la rentabilidad deseada. Caso contrario, tratará de venderla para invertir en otra donde pueda cubrir sus expectativas de rentabilidad.
La estructura de financiamiento es muy importante. Si el costo de la deuda es muy alto, lo recomendable es usar un porcentaje mayor de recursos propios para financiar las necesidades. Tal es el caso de las micro empresas pues el costo al que consiguen los préstamos en el sistema bancario (bancos, financieras, cajas, edpymes) o incluso con proveedores es bastante alto.
Muchas veces, el microempresario dice que “prefiere trabajar con su propio dinero porque, en caso contrario, terminará trabajando para el banco”. Esto quiere decir que el margen operativo es absorbido por el valor de la cuota. Y tiene toda la razón.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.