Es común plantearse si la persona con quien se comparte la vida es la adecuada, si la relación es sana… Ante esto, es necesario saber que no hay relaciones perfectas porque las personas somos imperfectas.
Por Rosa Cornejo Briceño. 04 octubre, 2022. Publicado en Correo, el 4 de octubre de 2022.Creer lo contrario resultará en muchas frustraciones.
Una pareja nunca reemplazará a un amigo; sin embargo, la base de la pareja es la amistad. Para ello, conviene preguntarse: ¿es mi pareja la primera persona a la que busco para contarle algo o compartir lo que me sucede?
Un aspecto que diferenciaría a un amigo de una pareja es la atracción sexual. La complementariedad, complicidad y la intimidad son cimientos sobre los que debe basarse el vínculo.
La reciprocidad se trata, también, de comunicación: no solo se refiere a brindar y a recibir lo que corresponde, sino a negociar, a ceder y a llegar a acuerdos intentando ser asertivos y empáticos.
Las personas sanas escogen mejor a sus parejas y, eventualmente, construyen relaciones sanas. Los conflictos emocionales de la infancia o de relaciones pasadas que no hayan sido trabajados son una carga que influirá negativamente sobre la relación. Refugiarse en alguien en busca de validación, de atención extrema y de amor no son buenos puntos de partida para una relación.
Dos personas que trabajan conscientemente en sí mismas, en ser sus mejores versiones, no serán posesivas o celosas, entenderán que su pareja es su amigo, su compañero y no su propiedad. Serán dos personas libres y autónomas que deciden amarse mutuamente.
Las relaciones de pareja deben ser satisfactorias y no terrenos hostiles. Si la relación es una lucha constante para hacer que funcione, quizá es necesario aceptar que, efectivamente, no está haciéndolo.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.