Tras 47 años de docencia en la Universidad de Piura, luego de haber formado e inspirado a incontables promociones de la Facultad de Comunicación, la doctora Rosa Zeta de Pozo cierra este capítulo de su vida, el de casi una vida.

Por Gabriela Hernández. 28 febrero, 2023.

Los ojos de Rosa Zeta han presenciado la historia de esta universidad que va construyéndose en el camino, desde 1969. Primero, como integrante de la primera promoción del programa académico de Ciencias de la Información, que era el nombre con el que nació la Facultad de Comunicación en los albores de la Universidad de Piura; luego, como investigadora y profesora.

En estos casi 50 años de docencia, a través de su trabajo profesional admirable e intachable, ha contribuido con dedicación y delicadeza a la formación de periodistas y comunicadores, que ejercen en el Perú y el mundo, no solo a través de la enseñanza de la historia del periodismo sino, principalmente, con la de los cursos sobre deontología profesional y ética.

Del legado de Rosa Zeta dan fe sus colegas y amigos, muchos de los cuales en algún momento fueron sus alumnos; como la doctora Luisa Portugal, quien ha dicho de ella: “Rosa primero fue mi profesora, con los años se convertiría en mi jefa, después en colega y luego en mi amiga”, fue en la semblanza que hiciera el 2016, cuando se reconoció a la doctora Zeta por sus 40 años de docencia en la universidad.

Su trayectoria e impacto en los demás, añadiría Luisa Portugal, están atravesados por una coherencia y excelencia que no pasan desapercibidas: “Rosa es sinónimo de calidad humana, de seriedad, responsabilidad, disciplina y puntualidad. Esta forma de ser es el sello que ha marcado todo lo que ella ha emprendido en su vida profesional y personal”.

Además de su aporte como profesora, con su trabajo riguroso en la investigación académica, realizó estudios pioneros en el periodismo piurano. Sus tesis “Análisis Hemerográfico de La Industria” (1974) y “Estudio Hemerográfico de El Amigo del Pueblo” (1975) fueron grandes aportes científicos.

Rosa Zeta ha sabido desenvolverse en el campo de la Comunicación, que está en constante cambio y exige actualización profesional permanente. Prueba de esta versatilidad es su publicación científica sobre periodismo y medios digitales, y la evolución de los mercados de la comunicación, aunada a su responsabilidad como editora de la prestigiosa Revista de Comunicación de la facultad.

En su rigurosidad intelectual y búsqueda de la verdad, la doctora Rosa Zeta, también incursionó en la investigación de la ética profesional. Su conocimiento en este campo lo impartió en múltiples semestres en el curso de Deontología.

De estudiante a maestra

En una entrevista, la doctora Zeta relató que su plan, al terminar la Secundaria, era irse a Lima. Una visita de los promotores de la UDEP a su colegio la convenció de quedarse en Piura y estudiar Periodismo. Vivió su época como alumna en Campus Piura cuando este era apenas un pequeño espacio urbanizado, unas pocas aulas, oficinas, un oratorio, la biblioteca y un quiosco en medio del desierto piurano.

Una jocosa anécdota que marcó esta etapa fue recibir una de las primeras multas por no devolver a tiempo un libro en la Biblioteca. “Me sirvió para nunca más demorarme. Fue muy valioso. Era fundamental cumplir porque estudiabas directamente de los libros. No había fotocopiadora, como ahora”, contó.

Recordó, además, cuán memorables fueron sus profesores para ella; entre ellos, la doctora Luz González y There Truel.

El doctor Tomás Atarama, quien fue su alumno, señala que Rosa Zeta, también, se convirtió en una profesora memorable. “Es una maestra que enseña con el ejemplo; con suma pulcritud en su actuar muestra cómo se debe proceder con altura y elegancia. Una profesora universitaria con todas sus letras, investigadora y docente. Sabe exigir con caridad, y eso significa que cada vez que corrige lo hace con el ánimo de ayudar a crecer”, confiesa el también profesor de la facultad.

Rosa: esposa y madre

En ámbitos tan demandantes como la investigación científica y la docencia universitaria, ser capaz de ejercer la actividad profesional tan destacadamente es admirable. Aunar este trabajo al de ser madre y esposa resulta heroico. Rosa Zeta de Pozo logró, cada día, compaginar todas estas labores con amor hacia sus hijos y su esposo Napoleón, con dedicación y buen humor.

“Es muy cariñosa, y a pesar de los años y la trayectoria profesional, sabe que las risas y los momentos divertidos son las pastillas que llenan la vida de sentido…Es el núcleo de la familia, siempre atenta y siempre preocupada, busca nuestro bienestar y nuestro progreso, a nivel personal, profesional y espiritual”, destaca el mayor de sus hijos, José Luis.

Su esposo Napoleón (o Napo, como se le conoce de manera cariñosa), compañero de vida y entrenador personal, reconoce la labor indesmayable de su esposa en la universidad y en la construcción de su hogar. “Gracias por ser mi complemento ideal en todo momento de la vida que llevamos juntos. ¡Te quiero!”, concluye.

Rosa Zeta se jubila, sí; pero, continúan y seguirán imperecederas todas las enseñanzas (y el ejemplo) que impartió en las aulas y fuera de ellas; y, seguirán esparciéndose como semillas, a través de todos los que hemos sido sus alumnos, amigos y conocidos.

Reconocimiento

Con motivo de los 70 años de la doctora Zeta, la Universidad de Piura realizó el Acto de Reconocimiento para expresar su gratitud por el trabajo realizado. Participaron el rector, doctor Antonio Abruña; la vicerrectora Susana Vegas; así como familiares de la profesora; el decano, Juan Carlos More, y algunos de sus colegas de la facultad.

En el acto, el rector le entregó una placa conmemorativa, agradeció el excelente trabajo de la docente e investigadora; por su parte, Rosa Zeta agradeció a Dios, a la universidad por la formación recibida, a su familia por estar siempre a su lado y a sus amigos. “Mi vida en la universidad es buena, ha sido buena, en esfuerzo, en trabajo. Además, ha sido bueno contar siempre con la universidad y saber que esta también podía contar conmigo”, indicó.

Anécdotas, recuerdos, planes y buenos deseos animaron este acto familiar y simbólico.

Para las siguientes semanas está previsto que la Facultad de Comunicación, con la participación del claustro de profesores, le rinda homenaje a la destacada docente, en la Ceremonia en la cual se la distinguirá como Profesora Emérita.

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