El doctor Juan José Sanguineti y el ingeniero Javier Rospigliosi reflexionaron sobre las oportunidades y los riesgos de la Inteligencia Artificial. Destacaron que esta no es un reemplazo para el intelecto.
Por Lucy Vicente Chamba. 18 octubre, 2023.En el marco del XVIII coloquio de filosofía “Ciencia, Economía y Filosofía”, organizado por el Departamento de Filosofía de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Piura en honor al ilustre pensador y filósofo Leonardo Polo, se desarrolló la mesa redonda “El papel de la IA en la vida humana ¿Riesgo u oportunidad?”, moderada por el doctor Luis Eguiguren.
En ella, el doctor Juan José Sanguineti y el ingeniero Javier Rospigliosi ofrecieron importantes reflexiones sobre la inteligencia artificial. “Es un artefacto capaz de realizar un trabajo de síntesis, evaluación y procesamientos de datos, pero la IA no comprende ni entiende, porque su finalidad es instrumental”, afirmó Sanguineti, profesor investigador del Instituto de Filosofía de la Universidad Austral.
Por su parte, el doctor Eguiguren, como moderador del evento, destacó la importancia de dialogar y reflexionar sobre los temas de tecnologías y los procesos de la ciencia e ingeniería. Agregó que en ocasiones se llega a afirmar que las humanidades sobran en la ingeniería, sin embargo “estas son las que pueden abrir las puertas a lo que se necesita, que es la transdisciplinariedad más que la interdisciplinariedad”, dijo.
Inteligencia artificial
Juan José Sanguineti refirió que la inteligencia artificial surgió entre los años 50, en el contexto de la informática o tecnologías de la computación, un término que fue acuñado en el 1956 por el informático John McCarthy durante la conferencia de Darmouth.
“Se le denomina inteligencia artificial porque esta tecnología realiza tareas informáticas a través cálculos, solución de problemas, diagnósticos, entre otros. A partir del 2005 al 2010 se han ampliado las tareas de deducción, inducción, traducción, planificación, predicciones, diagnósticos, lenguaje natural, percepción y toma de decisiones”, agregó.
Expresó que la finalidad de la IA es instrumental, teniendo la categoría de una máquina capaz de realizar de manera automática sin pensar los procesamientos de datos e información solicitada, sin la capacidad de comprender, ni entender el trabajo que realiza. “El sistema de trabajo de la inteligencia artificial se centra en el análisis, el cálculo y la deducción que en la época de Aristóteles se le llamaba razón, más no intelecto”, dijo.
El doctor Sanguineti acotó que los términos inteligencia artificial se usan como una palabra analógica a la inteligencia humana. Recordó, además, que existe una inteligencia animal y una natural que es aquella que “inteligentemente” tienen procesos finalístico y biológicos.
Por su parte, Javier Rospigliosi, director de la fundación “Stella Matutina”, expresó que la IA es un aplicativo de métricas que consolida información a través de bases de datos. Esta tecnología, dijo, presenta un gran porcentaje de riesgo a la información personal, las fórmulas empresariales y los secretos de producción. Se trata de un aplicativo que concentra bases de datos y toda información que se le entrega, acotó.
Límites y riesgos
En otro momento de su intervención, el doctor Sanguineti aseguró, también que, en el campo de la inteligencia artificial, al estar basado en cálculo, no se pueden captar finalidades ni el valor de las personas ni el significado que tiene el mundo y lo esencial de las cosas.
Afirmó que el peligro está en que nosotros renunciemos a pensar personalmente delegando el pensamiento a la inteligencia artificial. “El abandonar el intelecto y quedarse sólo en la tecnificación de la vida”, expresó.
Finalmente, afirmó que si bien la inteligencia artificial es una tecnología que ayuda en algunos aspectos, los mayores riesgos se centran en el uso que se le da. Evitar que se cree una estructura social que quiera a la inteligencia artificial como un instrumento de control del mundo, para fines comerciales y económicos.