A mayo del 2023, el Gobierno comunicó que existía un 66% de probabilidad de que en el verano 2024 se presenten fuertes lluvias. Muchas empresas del sector agroexportador se prepararon, pero ¿qué sucedió realmente?
Por Roxana Vásquez Palacios. 25 marzo, 2024. Publicado en Diario Correo el 25 de marzo del 2024En esta entrevista, Manuel López, director de la Maestría en Dirección de Agronegocios del PAD-Escuela de Dirección de la Universidad de Piura, profundiza en las consecuencias que se generaron en la agroindustria, tras las alertas de que al 2024 las temperaturas no bajarían de 15 grados, por lo que se experimentaría, principalmente en el norte del país, un invierno cálido.
¿Qué ocurrió en la agroindustria tras las alarmas de que no habría invierno?
Hubo preocupación en las cadenas productivas del norte ya que sin invierno no habría una adecuada floración y habría una reducción en la producción. Además, la incertidumbre también estaba en qué tanto bajaría esa producción. En específico, se identificaron 3 cultivos de exportación que serían los más impactados: uva, mango y arándano.
¿Cuál fue, entonces, la respuesta de las empresas?
Muchas, en especial las de estos cultivos, empezaron a investigar sobre tecnologías, con productos que se aplican a la planta para simular, a través de acción hormonal, la situación de estrés que se genera por frío. Así, se esperaba estimular la floración y reducir el impacto en la de la producción.
En el caso del arándano, las empresas que proveen las plantas de arándanos empezaron a investigar e identificar qué variedades que mantienen un nivel de producción adecuado a pesar de la situación anómala de la temperatura, así se identificaron las variedades sekoya-pop, sekpya beuty y atlas.
Otro punto muy bueno es que se motivó la necesidad de generar infraestructura en las zonas de producción para evitar que el exceso de agua dañe los cultivos. Por ejemplo, drenes en las zonas de producción.
A raíz de las alarmas, ¿hubo inversión de las empresas agroexportadoras?
Invirtieron algo en infraestructura para evitar impacto de las lluvias posible, pero no en ampliar nuevas zonas de producción en gran medida. Puedo comentar que no hubo grandes inversiones, aunque si se ha mantenido el interés de empresas globales en realizar adquisiciones o alianzas empresariales y comerciales con empresas peruanas.
¿Qué impacto económico generó esta situación?
Este punto es muy interesante ya que podría pensarse que con menos oferta el nivel de exportaciones en términos monetarios debió reducirse, pero en este año atípico ocurrió todo lo contrario, como país logramos un incremento. En el norte, a pesar de haber menos oferta por el problema climático, los precios fueron muy buenos y eso redujo el impacto negativo sobre el volumen.
Además, si bien el invierno no ha sido muy fuerte desde Lima hasta el sur; hubo muy buena producción, lo que permitió que se batieran récords en nuestras agroexportaciones.
No obstante, si se ve la foto de cerca, el norte fue muy golpeado.
¿Qué sucedió en el norte?
Hay empresas que han dejado de producir, reducir contratacuones o liquidar parte del personal, incluso algunas han quebrado. Así de dramático fue. Muchas empresas medianas y pequeñas, que dependen de volúmenes pequeños, están hoy en una situación financiera muy complicada. Las grandes se han mantenido; pero, las que dependen de comprar a pequeños agricultores han visto la situación muy dura. Quebraron, minimizaron sus operaciones, redujeron sus inversiones o terminaron la campaña antes de tiempo porque no hubo fruta suficiente para exportar.
¿Qué recomendaría a estas empresas para ayudarles a mejorar su situación?
Aquí es donde entra la política pública. En una situación como esta, de un evento climático ajeno a las decisiones empresariales, las políticas públicas deberían ayudar a que el impacto sea menor. Se pueden organizar programas de financiamiento, refinanciamiento a quienes se vieron afectados. Siempre de manera responsable.
Otro punto importante es que la Ley de promoción agraria ahora las obliga a pagar más impuesto a la renta. Entonces, tenemos un año duro para muchas pequeñas empresas y encima tienen que pagar más impuesto a la renta que años anteriores. Esto es un doble golpe. Ahora el Estado debería retrasar la aplicación de la ley o generar un programa de apoyo y asistencia bien controlado para aliviar la situación por un fenómeno natural.
¿Qué sucedería si se ven afectadas más empresas?
El sector agrícola y el agroexportador tienen un rol muy importante en la generación de empleo, especialmente en las zonas rurales. Si estas empresas no siguen viviendo, se afecta a los que venden almuerzos, dan servicios de transporte, la venta de energía eléctrica; etc. Y, este impacto se a sentir varios años después, perjudicando la economía familiar, regional y local.