Carlos conoce los rincones del campus como la palma de su mano. Tras 40 años de dedicación a su trabajo se jubila, pero la creación de áreas verdes y bosques muestran su invaluable legado.
Por Fernando Prieto Moscol. 30 abril, 2024.Un lunes 30 de enero de 1984, Carlos Gilberto Siancas Castillo llegó a la Universidad de Piura para trabajar como jardinero, comenzaba el Proyecto de Reforestación en Campus Piura. Desde entonces, se ha encargado -junto a sus compañeros, los de ahora y los de antaño- de mantener con esmero los hermosos bosques y jardines tan característicos de la UDEP.
Ahora, don Carlos se jubila e inicia una nueva etapa, en la que pasará más tiempo con su familia, a la que tanto ama. Recuerda con nostalgia sus inicios en la universidad: “Todo comenzó con un proyecto de reforestación. Empezamos con el sembrado de algarrobos en la ‘fase 1’ y luego continuamos con los jardines que todos podemos observar hoy”, comenta.
A lo largo de este periodo, Carlos ha sido testigo y partícipe de la transición de un árido bosque seco a un extenso campo verde. Gracias a su esfuerzo y responsabilidad con cada una de las tareas asignadas, y la de sus compañeros, el campus ha florecido y lo hace cada día.
“Hasta el 2007 estuve en el campo, ayudando a la reforestación. A partir de ese momento, seguimos encargados del mantenimiento y riego de las áreas verdes de la UDEP. Todo ha cambiado bastante, tanto en el bosque como en el resto de las áreas. Cuando ingresé no había casi nada”, menciona sobre los desafíos afrontados.
Ambiente laboral
Su compañero de trabajo, Jorge Namuche, resalta que Carlos es una persona respetuosa y amable. “Como compañeros de trabajo siempre hemos recibido su ayuda en todo lo que ha estado a su alcance”, dice.
Del mismo modo, Teodoro Saucedo, compañero del área Bosques y Jardines, agradece la contribución de Carlos al equipo y destaca: “Es súper trabajador. Su dedicación es lo que más destaco de él”.
Por su parte, la ingeniera Doris Peña, jefa de Carlos, expresa que él es muy profesional y empeñoso, sobre todo en el encargo del cuidado, suministro y monitoreo del agua de riego y protección de las plantas. En ese sentido, dice: “Siempre se tomó muy en serio, y con mucha dedicación, las labores de manejo y conservación del bosque. Es uno de los actores relevantes y pionero en la implantación de árboles, algarrobos, durante la reforestación del campus”.
Juana Orozco, asistenta social de la UDEP, también resalta la actitud proactiva de don Carlos. “Siempre ha sido un trabajador atento, servicial, respetuoso y considerado; estoy agradecida con él”, subraya.
Un padre comprometido
Un colaborador servicial y generoso. Carlos está casado con la señora Elsa Siancas, quien manifiesta que es un buen esposo y dedicado padre de cinco hijos: Rosa Alicia, Carlos Alberto, Vanessa Catalina, María del Pilar y Erika Laura. Además, tiene 12 nietos de los cuales habla con mucho orgullo.
Valiente y guerrero. Hace casi dos décadas superó una enfermedad oncológica y continuó trabajando después de ello. “Disfruten y cuídense mucho. Mi familia ha estado contenta porque he tenido trabajo y he podido llevar una subvención para la casa”, enfatiza Carlos.
Agradecido con la UDEP
Carlos Siancas se jubila, pero deja una trascendental huella en los bosques y jardines de la universidad. En los 40 años que ha trabajado en la UDEP, Carlos destaca el buen ambiente laboral en el que se ha desempeñado. Un lugar donde rescata anécdotas valiosas con sus colegas y recuerda a quienes ya no están.
“En todos estos años, la universidad se ha portado muy bien conmigo y con todos mis compañeros. Cuando hemos necesitado ayuda, siempre ha estado para nosotros. Siempre voy a estar agradecido”, indica Carlos. Asimismo, agradece a todos sus compañeros por todo su apoyo y los anima a seguir trabajando con esmero.
Desde la UDEP, le deseamos al señor Carlos muchos éxitos en esta nueva etapa de su vida.
¡Gracias por todo, Carlos! La UDEP siempre será tu casa.