Cada uno de nosotros vive diferentes emociones todos los días ante las variadas situaciones que se nos presentan, y experimentamos cambios de humor, desaliento, dolencias físicas, insomnio y muchas otras molestias diarias que, en algunos casos, pueden volverse crónicas.
Por Jaime Ancajima. 12 agosto, 2024. Publicado en Diario El Peruano 10 de agosto del 2024A mis 61 años de vida me levanto muy temprano a caminar y trotar para mantenerme activo físicamente por recomendación de mi médico, y cuido mi dieta alimenticia a diario. En esos momentos aprovecho para escuchar los podcasts de la famosa psiquiatra española Marian Rojas Estapé, experta en temas de la mente, las emociones, las relaciones humanas, entre otros importantes.
Rojas comenta: “Actualmente la unión de mente y cuerpo es uno de mis principales campos de estudio y actuación para entender el comportamiento humano y las enfermedades. Considero que la buena gestión de las emociones es clave para poder ser feliz”, agrega que no se puede entender al cuerpo ni sus síntomas sin indagar y tratar las emociones y la mente.
Refiere que, al experimentar las emociones, nuestro cerebro libera unos mensajeros químicos llamados hormonas, que actúan “como moléculas señalizadoras, transmitiendo mensajes por todo el cuerpo a través del torrente sanguíneo, influyendo en última instancia en nuestros estados mentales y físicos”.
Como sabemos, el cerebro regula el funcionamiento del organismo humano, pero lo más curioso es que las sustancias químicas que segrega también afectan nuestras emociones. Concretamente, hay cuatro hormonas claves para nuestro estado anímico: dopamina, oxitocina, serotonina y endorfina.
La salud hormonal es fundamental para el funcionamiento óptimo del cuerpo. Las hormonas son mensajeros químicos que controlan una amplia variedad de procesos en nuestro organismo, incluyendo el metabolismo, el estado de ánimo, la fertilidad, el sueño y el equilibrio emocional.
Además, ayudan a regular los procesos de nuestro cuerpo, como el hambre, la presión arterial y el deseo sexual. Las hormonas no solo son esenciales para la reproducción, sino que también son fundamentales para todos los sistemas de tu cuerpo. Las glándulas del sistema endocrino liberan hormonas.
Marian explica que las dos hormonas que influyen más en nuestras vidas son el cortisol (la hormona del estrés) y la oxitocina (hormona de la empatía). La primera se activa en momentos de amenaza, miedo o preocupación y, al cabo de unas horas, baja. Cuando se activa constantemente aparece lo que la doctora Rojas llama “intoxicación de cortisol”.
En cuanto a la oxitocina, solemos relacionarla con el parto; sin embargo, según Rojas, no se asocia solo al ciclo reproductivo de la mujer, sino que también es la hormona de los abrazos, del contacto piel con piel, del vínculo entre personas.
El problema es que cuando producimos mucho cortisol tenemos poca oxitocina. Es decir, que cuando estamos estresados es difícil que seamos empáticos. Y aunque no estamos determinados por las hormonas, sí influyen poderosamente en cada uno de nosotros. Por eso es muy importante conocer cómo funcionan para poder gestionar mejor nuestras emociones y reacciones y, en consecuencia, nuestra relación con los demás.
Respecto a la dopamina, esta ayuda al cerebro a controlar las funciones motrices y el movimiento y, posiblemente, a realizar otras funciones relacionadas con el estado de ánimo. Un desequilibrio o escasez de dopamina pueden causar disfunción cerebral y enfermedad. La serotonina, a su vez, funciona como neurotransmisor (sustancia que usan los nervios para enviarse mensajes entre sí) y vasoconstrictor (sustancia que hace que los vasos sanguíneos se estrechen). Se cree que una concentración baja de serotonina causa depresión.
Las endorfinas son pequeñas proteínas que tienen una estructura química muy parecida a la morfina, por eso se denominan “morfina endógena”; es decir, producida por nuestro organismo. Funcionan como neurotransmisores, estimulando receptores especializados en el sistema nervioso central, produciendo así la sensación de bienestar.
En esta línea, es importante controlar el estrés, porque desencadena el cortisol, hormona muy perjudicial para la salud. Para mitigarlo, están las “personas vitamina”, que animan y transmiten confianza. Son los individuos que impulsan la fabricación de la denominada hormona de la felicidad: la oxitocina.
A todos nos pasan cosas malas y cosas buenas; pero somos capaces de alcanzar la felicidad que consiste en “conectar con lo bueno que tiene cada día y gestionar lo malo de la mejor manera posible’’, como asegura Marian Rojas Estapé. En la lucha contra el estrés y los traumas que nos rodean, ella propone lo que podría ser la mejor receta: más abrazos, sociabilizar más y usar menos ansiolíticos.