19

Sep

2024

Del temor a las alturas al rapel y puénting y maratones del mundo; de la timidez a la docencia; de la tiza y la pizarra a la tecnología educativa…Estos y otros cambios ha vivido Juan Liziola del Campo.

Por Ana Sofía de María Salazar Gallo. 19 septiembre, 2024.

La vena deportiva de Juan Liziola, profesor y director de Ingeniería Industrial y de Sistemas de la Universidad de Piura-Campus Lima, lo ha llevado a correr maratones en Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Japón y otros lugares del mundo. Recientemente, corrió 60 kilómetros en Cusco y la 8 k de la UDEP en Lima.

El egresado de la Facultad de Ingeniería (en 1986) considera que los desafíos son motivaciones que impulsan su constante búsqueda de superación y a lo ayudan a controlar sus miedos.

Desde pequeño, comenta el profesor Juan Liziola, ha sido un apasionado de los retos, una inclinación que ha acompañado su faceta de investigador y su vida como runner. “Me gustan los retos personales y, uno de los más grandes era superar mi temor a las alturas”. Para lograrlo, se unió a un grupo de amigos y realizó deportes de riesgo como el rapel y puenting, en Piura. Así superó su temor.

Algo similar sucedió con su miedo a hablar en público. “Para retarme a mí mismo, elegí una carrera que requería presentarme ante la gente y hablar. Así encontré mi vocación por la docencia”, añade Liziola.

Los nuevos tiempos

El profesor Liziola ha sido testigo de los cambios que ha ido experimentando la docencia. “Cuando estaba en la universidad y, especialmente, durante mis primeros años de carrera, los métodos eran bastante tradicionales. Se usaba tiza, había pocas computadoras y la información web aún no existía”, recuerda. Tras haber trabajado fuera del ámbito académico (en una empresa de logística), al regresar en el 2022 a la UDEP, se ha percatado de los significativos avances tecnológicos que han impactado el entorno educativo.

“Ahora, no podemos usar los mismos métodos de antes. La tecnología ha creado una demanda por información rápida y accesible”, explica Juan. Añade que esta necesidad de adaptación ha llevado a los docentes a implementar nuevas metodologías didácticas para mantener la atención de los estudiantes durante las clases y estar en constante innovación. Además, destaca la importancia de integrar las nuevas tecnologías en el proceso educativo. “He visto un cambio significativo en la forma en que actualmente se  enseña. La inteligencia artificial, por ejemplo, es una herramienta que los estudiantes necesitarán en el futuro muy cercano”, afirma.

Inicios en el running

“Me inicié en el mundo del running solo para tener una forma de hacer deporte de forma continua. En 2007 me inscribí a mi primera competencia de 10K y ya en el 2009 estaba corriendo mi primera maratón (42.185 Km)”. En el 2015, comenzó su aventura con las maratones internacionales. Ese año fue a Nueva York donde coincidió con un amigo, también egresado de la universidad que ahora vive en Alemania, quién lo invitó a correr una en Berlín. Ya en Alemania, ambos se encontraron con un mural que exhibía los nombres de las personas que habían corrido las seis maratones más grandes del mundo. “Vimos ese mural y dijimos que, algún día, allí estarían nuestros nombres”, comenta Liziola.

Para lograr su objetivo, Liziola y su amigo, Jorge Chau, planificaron correr una maratón cada año. “Ya habíamos corrido la de Nueva York en 2015; luego, en 2017, la de Berlín; el 2018 en Chicago, y la del 2019, en Boston”, señala. Aunque la pandemia lo obligó a posponer su participación en la maratón de Londres, la completaron en 2022. Y, el 2023 cerraron su ciclo con Tokio. “Una vez que logramos las seis maratones más grandes del mundo, comenzamos a pensar en el siguiente desafío: ¿buscar tal vez, la maratón más peligrosa o la más dura del mundo?”, concluye Liziola.

Un desafío de altura

A inicios de 2024 vio un programa de tv donde mostraban la carrera Andes Race de 60K en Cusco, inmediatamente se lo propuso como siguiente reto personal.  Comenzó a prepararse para su primeraultra maratón. “Me inscribí para no tener excusas de echarme para atrás. Comencé a entrenar aproximadamente cinco meses antes. Lo complicado fue que no conocía la ruta ni el tipo de terreno que me iba a encontrar. Sabía que era una serie de subidas que sumaban 3,600 metros de desnivel y sus correspondientes bajadas, pero una cosa es leerlo y otra cosa hacerlo realidad, nunca me imaginé lo duro que sería”, explica.

A pesar de que intentó prepararse en Lima, Liziola reconoce que esto no fue nada suficiente para la exigencia de alcanzar en un solo día, dos abras de más de 4 600msnm. “En Lima, entrené en el Morro Solar, que tiene solo 250 metros de altura; pero en Cusco tenía que subir 3 600 metros en un solo día. Aunque hice mi mejor esfuerzo, la diferencia en la altura hizo que mi preparación fuera totalmente insuficiente”, comenta. A pesar de no haber cumplido el tiempo que esperaba, Liziola destaca que la experiencia fue una gran prueba personal excepcional.

La disciplina como virtud

La trayectoria de Liziola es un ejemplo de cómo la disciplina que requiere la investigación se asemeja a la constancia y la determinación que exige el deporte. “Correr me ha enseñado a ser constante, a no rendirme ante los retos y a disfrutar el trayecto más que la meta”, asegura el profesor.

Dice que, la clave está en saber distribuir la energía y tener siempre claro el objetivo. Esta misma estrategia la utiliza en los proyectos de investigación que dirige en la UDEP, donde enfatiza la importancia de la planificación y la persistencia. “Los proyectos, como las carreras, se planifican, pero cuando uno está en plena competencia, hay que sacar lo mejor de uno: Tener claro el objetivo, mantener el esfuerzo sostenidamente, adaptarse a los cambios, autoevaluarse continuamente, superar los obstáculos y tener un sentido del logro”.

El profesor Liziola asegura que el deporte ha forjado su carácter y su capacidad para enfrentar desafíos; y ha fortalecido en él valores como la constancia, la responsabilidad y fuerza de voluntad. “Te obliga a levantarte temprano, a entrenar a pesar del frío, la lluvia o el dolor; y a hacer compatibles tus responsabilidades personales con los entrenamientos; por ejemplo, a correr sin sacrificar momentos importantes con mi familia”, acota. Todos estos logros no los hubiera podido conseguir sin el apoyo de la familia que son los que siempre están en los momentos más duros.

Comparte: