17

Sep

2024

ARTÍCULO

Nuestra herramienta más poderosa

En mi tradicional discurso de bienvenida, en el primer día del ciclo académico, suelo decirles a los alumnos: «En la clase, deberán usar al máximo su herramienta más importante. ¿Cuál es?, les pregunto». Las respuestas son variadas, van desde la motivación hasta, por supuesto, el celular.

Por Paola Celi. 17 septiembre, 2024. Publicado en Diario El Peruano 17 de setiembre del 2024

Con el auge de la inteligencia artificial y el constante asombro por los sistemas como el ChatGTP, parece que se nos olvida que la herramienta más poderosa está en nosotros mismos: el cerebro.

No debería sorprendernos el alcance de la inteligencia artificial, porque todo lo que hace es gracias al aporte del ser humano. La gran capacidad de la IA se debe a que puede acumular información en cantidades antes impensables y solucionar distintos requerimientos con rapidez. Con todo, el cerebro tiene un alcance aún mayor y vale la pena recordarlo.

Un solo argumento podría bastar: el cerebro humano es un creador innato. ¿Cómo llegó el hombre de andar por la Tierra sin más capacidad de movimiento que sus piernas a transportarse en un avión? Por la creatividad. Como este ejemplo, hay muchas otras creaciones (apoyadas en la imaginación o en la investigación) que ahora no nos asombran, pero que, en su momento, fueron la solución a distintos problemas y, en definitiva, un gran avance para la humanidad, como la rueda, la pólvora, la bombilla, la imprenta… La IA es también una creación.

No en vano tenemos ochenta y seis mil millones de neuronas comunicándose entre sí, lo que desmiente el mito de que el hemisferio izquierdo del cerebro es analítico y el hemisferio derecho es el creativo. En realidad, la creatividad necesita del trabajo conjunto de tres redes neuronales: «la red neuronal por defecto (de la imaginación) se activa cuando estamos relajados, distraídos y la mente empieza a vagar de una idea a otra, haciendo asociaciones; la red ejecutiva central (centro ejecutivo del proceso creativo) se activa cuando estamos concentrados en una tarea y es la encargada de ejecutar las ideas. Y la red de prominencia, que funciona como un interruptor entre la red cerebral por defecto y la red ejecutiva» (BrainFacts.org).

A la creatividad debemos añadir la neuroplasticidad, propiedad por la cual el cerebro está en constante cambio. Lo maravilloso de esta se pone en evidencia cuando una persona sufre daños en una parte del cerebro; en ese caso, es posible que las demás áreas se adapten y puedan cumplir las funciones de la parte dañada. A esto se le llama plasticidad funcional.

Usted, querido lector, no será el mismo después de terminar de leer este artículo, porque sus conexiones neuronales estarán trabajando mientras lee y su estructura cerebral cambiará según lo que comprenda. A esto se le llama plasticidad estructural y es la consecuencia de cualquier tipo de aprendizaje.

Con respecto a la plasticidad estructural, el uso de la IA ha causado ciertos problemas.  Y es que, en el ámbito educativo, los alumnos (no todos) utilizan la IA para reemplazar sus procesos de pensamiento: no leen, le piden al ChatPDF que les resuma el texto y les dé una lista de ideas principales; no escriben, acuden al ChatGPT para que les redacte un ensayo argumentativo. Definitivamente, esto amerita una transformación en los métodos de enseñanza y, sobre todo, en el tipo de actividades en clase y de tareas para la casa. Si lo vemos con optimismo, es una buena oportunidad para revolucionar la educación.

Por último, hay que mencionar que la IA depende de nuestro cerebro para perfeccionarse. Los neurocientíficos intentan cada día seguir entendiendo el entramado perfecto que es el cerebro; de ese modo, se podrá mejorar la IA para que, al mismo tiempo, nos ayude a tratar las enfermedades neurológicas.

Por lo tanto, debemos entender la inteligencia artificial como una herramienta que está al servicio del progreso del hombre. Mientras sigamos siendo creativos y continuemos ejercitando nuestra inteligencia, ayudaremos también a desarrollar más la IA para nuestro beneficio.

Por cierto, le pregunté al ChatGTP lo siguiente: ¿qué es mejor el cerebro humano o el ChatGTP? Su respuesta fue «No es que uno sea “mejor” que el otro; más bien, son complementarios. El cerebro humano tiene capacidades que ChatGPT nunca podrá replicar, como la creatividad genuina y la experiencia consciente. Por otro lado, ChatGPT puede ayudar a los humanos a superar algunas de sus limitaciones, como el acceso rápido a información y la asistencia en tareas repetitivas o basadas en datos». ChatGPT lo tiene claro; y, ¿nosotros, también?

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