15

Oct

2024

Artículo

Premio Nobel a la investigación en IA

La IA y el internet de las cosas han venido para quedarse y ya no es el futuro, sino el presente.

Por Genara Castillo. 15 octubre, 2024.

Fuente: Premio Nobel

El comité del Nobel nos ha comunicado recientemente el nombre de los dos ganadores del Nobel de Física 2024: John Hopfield, de la Universidad de Princeton; y Geoffrey Hinton, de la Universidad de Toronto; en mérito a sus “descubrimientos fundacionales” que sientan las bases para el aprendizaje automático con redes neuronales artificiales.

Esta contribución a la tecnología de la información ha sido reconocida por la gran influencia que está teniendo en la actualidad, ya que gracias a la IA hemos cambiado nuestro modo de vivir, de trabajar, de comunicarnos, de divertirnos, de aprender, etcétera. Todo ello ha llevado a decir que no estamos en una era de cambios, sino en un cambio de era, cuyo impacto es considerado aún mayor que el que tuvo en su momento la Revolución industrial.

La ingeniería de software, llamada también ingeniería de requerimientos –por la complejidad de procesos que automatiza– está dirigida a satisfacer una necesidad. La ingeniería de datos, que es como se la denomina más directamente, trabaja con lenguajes de programación informática, y está en auge porque automatiza tareas, analiza datos y crea softwares para multiplicidad de usos.

Dichos programas informáticos están en la base de muchos artefactos, dispositivos electrónicos y, de modo especial, en industrias y empresas como Facebook, Dropbox, Google, Uber, Spotify y, así, un largo etcétera. En general, cada vez dependen más de dichos lenguajes no solo empresas, sino también ciencias; y, así, nos vamos convenciendo de que la IA y el internet de las cosas han venido para quedarse y ya no es el futuro, sino el presente.

También es conocido que el lenguaje de programación es de tipo formal, utiliza representaciones matemáticas o gráficas, etcétera, que permiten escribir una serie de instrucciones u órdenes en base a algoritmos para llevar el control de una secuencia o dinámica de un sistema. Dicha dinámica automática está en el fondo de –por ejemplo– lo que impulsa una gran variedad de dispositivos electrónicos, ya sean teléfonos móviles, o computadoras, que nos permiten comunicarnos, que convierten nuestra voz en texto y que, en general, están presentes en una gran cantidad de aplicativos o softwares de aplicación que analizan una cantidad ingente de datos y generan relaciones, con una lógica especial.

Y, lo que sucede es que esto se puede hacer “imitando” las conexiones neuronales que se dan en nuestra corteza cerebral (aunque lo vivo es diferente de lo inerte). Los seres humanos podemos imaginar el futuro o evocar el pasado y eso se hace gracias a que poseemos una facultad que es la que tradicionalmente se llamaba fantasía y que luego se llama simplemente imaginación.

A quienes nos fascina la dinámica vital (en todos los niveles), cuando nos acercamos a la vida biológica nos quedamos asombrados por la dinámica que hay ahí, partiendo de la maravilla que se da a nivel de la neurobiología, las redes o “pistas” neuronales que se tejen en el cerebro, especialmente en la corteza cerebral y que están en la base de la imaginación.

Sin la imaginación y sus asociaciones, relaciones espaciales, temporales, “condicionales”, no podríamos representarnos la realidad. Dicha actividad requiere de una serie de imágenes en la que podemos establecer relaciones de alto nivel, ya que según Leonardo Polo la imaginación del ser humano “es capaz de objetivar regularidades formales”; es decir, que podemos “objetivar” y “organizar” esos contenidos, de manera que es posible establecer una secuencia, hablar, contar una historia, etcétera. Gran parte de los aprendizajes “elementales” suponen la organización de una serie de circuitos nerviosos.

Eso es lo que ha resaltado el Comité del Nobel: “Aunque los ordenadores no pueden pensar, las máquinas pueden ahora imitar funciones como la memoria y el aprendizaje. Los galardonados de este año con el Nobel en Física han contribuido a hacerlo posible utilizando conceptos y métodos fundamentales de la física, han desarrollado tecnologías que utilizan las estructuras de las redes para procesar la información”.

El profesor Hinton ha subrayado el carácter revolucionario de dicha tecnología, por ejemplo, en la atención sanitaria, lo cual es algo positivo, ya que conlleva una “enorme mejora de la productividad”; pero, además, advirtió que también debemos “preocuparnos por una serie de posibles consecuencias negativas, en particular la amenaza de que estas cosas se salgan de control”, y es que, en definitiva, la IA como la tecnología están en el ámbito de los medios, de las herramientas; y, lo importante es aprender a usarlas bien.

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