19

Mar

2025

Artículo

“El precio de la ambición”

La corrupción no siempre empieza con maldad, sino con pequeñas decisiones que, poco a poco, llevan a las personas a perder sus valores.

Por Rosa Cornejo. 19 marzo, 2025. Publicado en Correo, el 15 de marzo de 2025.

Javier siempre había sido un hombre honesto. Creció en un barrio humilde, con valores firmes que su madre le inculcó: “Siempre haz lo correcto, aunque nadie te vea”, le repetía. Pero, cuando consiguió su primer trabajo en la administración pública, descubrió que el mundo no era tan simple.

Al principio, solo era un observador. Veía cómo sus compañeros recibían “regalos” de empresarios que querían agilizar trámites. Nadie hablaba de corrupción, solo de “favores” y “agradecimientos”. Cuando le ofrecieron su primer sobre con dinero, Javier lo rechazó. Sin embargo, con el tiempo, empezó a preguntarse: ¿de qué sirve ser el único honesto si todo el sistema está podrido?

Los problemas económicos comenzaron a apretar. Su salario apenas le alcanzaba y su esposa esperaba un hijo. Un día, su jefe le dijo con una sonrisa: “Javier, eres un buen empleado, pero aquí todos nos ayudamos. Si rechazas oportunidades, otros las tomarán”.

Esa tarde, frente a un escritorio y un sobre sellado con su nombre, Javier dudó. ¿Acaso un poco de dinero extra haría daño? Pensó en su madre, en su hijo por nacer, en la injusticia del mundo. Tomó aire, cerró los ojos y, con manos temblorosas, abrió el sobre.

Desde aquel día, cruzó una línea invisible. Al principio, solo aceptaba pequeños regalos. Luego, empezó a facilitar contratos a cambio de comisiones. Con el tiempo, la culpa desapareció y la corrupción se volvió una rutina. Javier ya no era el mismo hombre que había empezado su carrera con principios firmes. Se convenció de que solo estaba jugando el mismo juego que todos. Nunca imaginó es que, algún día, alguien haría lo mismo con él.

Esta historia muestra cómo la corrupción no siempre empieza con maldad, sino con pequeñas decisiones que, poco a poco, llevan a las personas a perder sus valores. Resistir con fortaleza y defender los principios forjados marcarán la diferencia y te ayudarán a vivir una vida plena y feliz.

Comparte:
Generic filters
Search in title
Exact matches only
Search in content
Search in excerpt