El doctor Segundo Píriz, rector de la Universidad Internacional de la Empresa (UNIE), afirma que la IA ha transformado el proceso de enseñanza. Sin embargo, enfatiza la importancia de la formación humana para usarla adecuadamente.
Por Luis Delgado Rivadeneyra. 15 abril, 2025.La inteligencia artificial ha dejado de ser algo surrealista, algo que solo se veía en las películas de ciencia ficción, para convertirse en una realidad y redefinir todos los ámbitos: desde la creación de ilustraciones a partir de datos, hasta un diagnóstico médico. Para conocer más acerca del avance de la IA y su rol en la educación, conversamos con el doctor Segundo Píriz, rector de la UNIE, durante su visita a Campus Lima de la Universidad de Piura.
¿Cuál debería ser el papel de la inteligencia artificial en el ámbito universitario?
La IA es una técnica más. En las universidades no podemos perder el foco de todo el proceso de enseñanza. La primera misión es la docencia, para formar a ciudadanos cultos, libres y responsables.
En ese sentido, es evidente que la IA es una técnica disruptiva que puede ayudar a transformar todo este proceso de enseñanza. Por ello, la incorporación de esta herramienta exige un mayor contacto del profesor con el estudiante, para reivindicar así la figura del docente.
¿Cómo impacta la IA en la evolución de las profesiones y el mundo laboral?
Es evidente que todas estas tecnologías eliminarán las tareas repetitivas y hará que se sigan transformando las profesiones. Por ejemplo, hasta que no llegó la mecanización a la agricultura, allá por los años 50 o 60 del siglo pasado, un buen número de personas se dedicaban al cultivo. Hoy, con el avance de la tecnología, el ser humano es capaz de producir muchos más productos con mucho menos esfuerzo.
La sociedad se transforma y evoluciona; y la inteligencia artificial, como un paso más del ser humano para tratar de ser más eficaz y más eficiente, seguirá haciendo que las profesiones sigan siempre este proceso de adaptación a las necesidades del futuro.
¿Cuáles son los desafíos éticos asociados al uso de la inteligencia artificial en el entorno académico?
Uno de ellos es la privacidad personal y de datos. Es fundamental en todas las universidades, pues están obligadas por ley a salvaguardar los datos de sus estudiantes. Y, luego está el compromiso ético del profesor y del estudiante de que, si el trabajo lo hace la máquina, tendrá que indicarlo en este, para que el profesor evalúe en su justa medida el esfuerzo que ha hecho el alumno.
La IA cambia un poco la manera de transmitir el conocimiento y, como decía antes, paradójicamente se va a volver más al contacto personal, al examen oral, para diferenciar si el alumno realmente está aprendiendo o es la máquina la que hace todo el trabajo. Si tú no tienes unos conocimientos, o una formación básica, no puedes discernir si lo que te dice la máquina es cierto o no.
¿De qué manera la IA puede apoyar el proceso de aprendizaje práctico en la universidad?
En la universidad, damos las herramientas para que los alumnos pongan todo lo aprendido en práctica: haciendo cosas, discutiendo, analizando, confrontando, etc., aquí la IA les puede ayudar; sin embargo, cada persona tiene que aplicar esos conocimientos para transformarlos en una realidad. Es cierto que la máquina le puede ayudar en determinadas cuestiones, pero, al final, la IA termina siendo una herramienta más.
¿Qué estrategias pueden adoptar las universidades para integrar la IA de manera ética y efectiva en el currículo académico?
Todo se basa en la formación. En la UNIE, al ser una universidad nueva, pues llevamos solo tres años de cursos académicos y hemos nacido prácticamente con la IA, lo que nos preocupa más es la formación continua de los docentes y de los estudiantes.
En segundo lugar, que se utilice la IA como como una herramienta más en las clases. En tercer lugar, hacer un uso ético de esta tecnología. Y, como último punto, no olvidemos nunca que la figura fundamental es el profesor y el estudiante. El profesor tiene la obligación de transmitir conocimientos y el estudiante tiene la obligación de adquirirlos y ponerlos en práctica.