Gracias Rolando por tu amistad, y por los frutos de tu vida familiar y también por los de tu vida profesional: un gran aporte a nuestra querida Piura y al Perú entero.
Por Antonio Mabres. 05 agosto, 2021. Publicado en El TiempoUna pena inmensa me embargó al enterarme de la partida de Rolando Rodrich Sarango, la tarde del miércoles 4 de agosto. Recé por él; también por su esposa e hijos, imaginándome su dolor. Casi de inmediato, me vino a la cabeza una imagen de él con sus hijos, que había visto y comentado en Facebook. En ella se les veía celebrando muy felices el cumpleaños de Rolando, justo dos días antes.
Con esa imagen, tomé más conciencia de cuán cercano era. Leía frecuentemente sus columnas editoriales en Correo y sus publicaciones en redes sociales: lo seguía en sus posts y comentarios, que a veces yo compartía: otras veces, me alegraba ver que él compartía o comentaba alguno mío. También, elegía muy bien artículos de buen nivel que compartía con todos.
No había nunca frivolidad en lo que nos ofrecía: un primer capítulo era la familia, su esposa Luchi, sus hijos y, sobre todo, sus nietos, que sin duda le daban una gran felicidad. Y, luego, sus amigos, siempre tenidos en cuenta, al fin y al cabo, para ellos es el entorno de las redes. Además, no faltaban las fotos del recuerdo, que sabía publicar oportunamente, no solo de sus colegas y amigos; de su familia; sino también de su ‘alma mater’ la Universidad de Piura, donde estudió y también enseñó; donde estudiaron sus hijos, y donde aún trabajan uno de ellos y su esposa.
Por ejemplo, recientemente, cuando falleció el Humberto Requena (El Charro), se esmeró en darnos fotos y anécdotas del tan querido piurano. Y, así lo hacía con otros muchos sucesos de Piura y del Perú: siempre atento, oportuno e incisivo en sus apreciaciones, iba sacando de sus archivos artículos y fotos antiguas.
Rolando era para mí un gran amigo, generoso y leal. Le estoy enormemente agradecido por ello: era reconfortante, y lo es aún, sentir su aprecio. Respetaba y entendía mis puntos de vista, aún en temas de discrepancia. ¡Qué alegría tener amigos así!
Más allá de esto, cuánto admiré y agradecí a Rolando su preocupación por Piura y el Perú, desde su profesión de periodista, que ejerció con maestría en Correo, desde que aún era un estudiante en la UDEP; y, en los últimos años, también desde la Cámara de Comercio y Producción de Piura. Rolando era directo, con un toque de ironía y, no pocas veces crudeza, sacudía las conciencias.
Gracias Rolando por tu amistad, y por los frutos de tu vida familiar y también por los de tu vida profesional: un gran aporte a nuestra querida Piura y al Perú entero.