Queda por ahora continuar con las normas preventivas ya conocidas y no decaer en este esfuerzo. Debemos tener muy presente el autocuidado de la salud como norma que impacta en la vida de las personas.
Por Vladimir Bustinza. 12 octubre, 2021. Publicado en El Tiempo, el 9 de octubre de 2021.A pesar del avance en el proceso de vacunación, todavía sería prematuro decir que estamos ya frente a un “efecto vacuna” y que estamos muy cerca de la anhelada normalidad. Sin embargo, hemos recibido una señal de esperanza, con la noticia de que por, primera vez, desde el inicio de la pandemia no se han registrado muertes a causa de COVID-19 en Lima Metropolitana, el 27 de setiembre.
Es un avance, y también lo ha habido en el proceso de vacunación, pero aún falta mucho. Este proceso inició con el Plan Nacional Actualizado de Vacunación contra la COVID 19, aprobado el 14 de abril de 2021, basado en principios de territorialidad y vulnerabilidad epidemiológica.
Sin embargo, dicho plan ha sido modificado en varias ocasiones con la finalidad de reducir la morbimortalidad por COVID-19, y, por ende, para la progresiva normalización de las actividades de la vida nacional. En base al cumplimiento de este plan y las acciones correspondientes en cada nivel, se puede decir que hay un ritmo de vacunación que ha ido acelerándose progresivamente hasta alcanzar, al 30 de setiembre, un total de 10 531 867 personas vacunadas con las dos dosis en todo el Perú, cifra de por sí alentadora.
A todos nos alegra ser testigos de la disminución del número de fallecidos a nivel nacional desde abril de 2021, no obstante, aún no estamos cerca de la normalidad. La historia natural de la enfermedad del COVID-19, las variantes que han ido apareciendo y el atípico comportamiento del virus son aún objeto de estudio y observación de parte de la comunidad científica y del equipo consultivo de alto nivel de cada país.
Queda por ahora continuar con las normas preventivas ya conocidas y no decaer en este esfuerzo. Debemos tener muy presente el autocuidado de la salud como norma que impacta en la vida de las personas. Tarea nuestra es llevar este término a la práctica.
También debe ser nuestra tarea ayudar a combatir la ‘corriente antivacuna’. No es la primera vez que existen mitos sobre las vacunas y grupos que se dediquen a difundirlos en diferentes circunstancias y latitudes. Para quienes ponen en duda la eficacia de tal o cual vacuna debe ir toda nuestra comprensión y empatía, más aún del personal de salud. A partir de allí, todo encuentro o posibilidad de hacerles ver (con sólidos y asequibles argumentos) que la verdad es otra que la que han oído, será un aporte para el éxito de la campaña de vacunación un paso más para llegar a la normalidad, aunque esta no será la que ya conocíamos.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.