Si preguntamos a un usuario sobre el servicio de transporte en Piura, quizá respondería: “Me toma mucho tiempo ir de mi casa a mi trabajo y regresar; a veces, hasta dos horas por viaje”.
Por Germán Gallardo. 10 abril, 2023. Publicado en el suplemento Semana, de El Tiempo, el 9 de abril de 2023.Esta y otras son preocupaciones de los usuarios. Por tanto, trabajar para reducir la variabilidad de los tiempos de viaje es deber de las autoridades municipales, más en Piura, la segunda ciudad más poblada del Perú, lo que genera más viajes y una situación cada vez más crítica.
Hay un principio de ingeniería de transportes muy sencillo, de sentido común: “En vez de usar 80 vehículos con un solo pasajero cada uno, es mejor usar un solo vehículo de 80 pasajeros”. El problema es que todos los vehículos compiten por ocupar un espacio en la vía. Si tenemos 80 vehículos, estos ocupan 80 espacios, pero si tenemos uno (un poco más grande) ocupará un lugar, más grande, pero solo uno. Además, los 80 de 1 pasajero congestionan, contaminan y exigen al pavimento de la vía como los 80 vehículos, mientras que 1 de 80 congestiona, contamina y exige al pavimento como uno solo. Hay, pues, efectos colaterales evidentes.
Un problema malvado
Los efectos colaterales mencionados son congestionamiento, contaminación y deterioro de la infraestructura. Si se agrega el factor tiempo, que es una característica dinámica propia del transporte, veremos que esta es la fotografía de hoy, la de mañana será peor, pues Piura está creciendo, sostenidamente, en población y en parque automotor. Estas son, precisamente, las características de lo que se llama un problema malvado (wicked problem) pues cuando, por ejemplo, descongestionas una vía, inmediatamente el problema se traslada a una vía alterna.
Para enfrentar esta situación, se necesita ir a la raíz del problema, vinculado con la actitud de las personas (usuarios y transportistas). Entonces, deberíamos preguntarnos: ¿Querrán esas 80 personas viajar en un bus de 80 pasajeros? ¿Por qué la gente NO quiere usar el transporte público? ¿Habrá posibilidades de una mejora sustancial de este servicio? ¿Se puede resolver la situación sin usar el transporte público? ¿La tecnología actual de vehículos autónomos logrará resolverla? Son preguntas muy difíciles, pues todo depende de la creatividad, voluntad, valentía y decisión de muchos actores, en diversos niveles de decisión, y, también, y mucho, de todos nosotros.
En resumen, el diagnóstico del problema, es que, por ahora, Piura tiene alrededor de un millón de viajes por día, debido a su gran población. Los tiempos de viaje son grandes, variables; y, los tiempos de espera en los paraderos siguen el mismo patrón.
En el Perú, el 40% de la producción de gases de efecto invernadero los produce el transporte, este es un valor muy alto. Los transportistas no respetan los paraderos establecidos, la frecuencia de rutas es variable, se observa un desprecio por las normas, un bajo control policial, la municipalidad no controla la calidad del servicio, etc. Así, Piura está orientada al transporte privado, que es un modo no sostenible, y significa que, las generaciones actuales, y las que vienen, no contarán con los recursos necesarios para su desarrollo.
Algunas soluciones para mejorar la calidad
He aquí algunas alternativas de solución, para los problemas planteados.
Implementar un transporte público masivo de alta calidad. Esto requiere de un acuerdo con los transportistas y un monitoreo constante de la municipalidad, para su cumplimiento. Es una meta que se debe alcanzar poco a poco, con hitos de mejora cada año. Este debe ser un sistema integrado, comunicado con otros modos de viaje, para que se organice mejor el flujo de movimiento.
Hay que buscar poco a poco una solución de puerta a puerta con integración multimodal. Es decir, conectar bus, con taxi, con mototaxi, con bicicleta, con paseo peatonal: un “sistema integrado de transporte”. Este es el futuro que hay que ir construyendo: sostenibilidad en el transporte; que, debería ser un esfuerzo de las diferentes gestiones municipales. Hay que saber a dónde queremos ir con el transporte, sino tendremos una selva.
La municipalidad, con mentalidad de orden, debe organizar y controlar la calidad del servicio, supervisando los horarios de llegada del bus en cada paradero o, por lo menos, la franja horaria razonable de espera. También, implementar paraderos con sombrillas y bancas para que sea amable la espera; ampliar y señalizar las veredas donde haya paraderos, para que los pasajeros no esperen en la pista; detectar vehículos informales que “roben pasajeros” a las líneas formales.
El sistema de transporte de calidad al que aspiramos es también saludable. Busca dar buen nivel de vida a los ciudadanos, estimulando el uso de ciclovías y paseos peatonales, que deberían estar bajo la sombra de algarrobos. Esto, además, mejoraría el ornato.
También debe atender a poblaciones alejadas pues, generalmente, solo hay servicio del transporte donde la demanda es mayor y se olvida las de poca demanda. El sistema debe permitir ganar una ruta buena, con alta demanda que permita financiar el servicio a zonas de donde haya menos pasajeros. Esto es parte de la inclusión social en el transporte.
Impulsar la mentalidad de “compartir el viaje”. Una buena tarea es estimular a los ciudadanos a “compartir el viaje”, por ejemplo, entre los miembros de una familia o los amigos del barrio. También conviene desarrollar aplicativos para este fin, con personas conocidas que tienen la misma ruta, y educar a los ciudadanos para generar un cambio de actitud. Así, la ciudad se congestionará y contaminará menos, y la gente cuidará la infraestructura de pistas.
Cuando se tiene una vía amplia y muy congestionada, por vehículos que llevan solo 1 pasajero, la autoridad municipal podría determinar un carril HOV (high-occupancy vehicle), por el cual circulen solo los vehículos con dos o más pasajeros (HOV+2). Por tanto, los que llevan uno no podrán usar este carril preferencial bajo pena de multa. Esta medida animará a compartir el viaje, para poder usar un carril donde se permita mayor velocidad, ahorrando tiempo; y, desanimará a quienes quieran usar su carro solo para una persona.
Impulsar y coordinar los horarios diferenciados de entrada y salida. Haciendo un trabajo de coordinación muy fino con colegios, universidades y lugares de gran atracción de viajes se pueden establecer horarios diferenciados de entrada y salida. Algunos colegios o universidades podrán por ejemplo entrar a las 7:00, otros a las 7:15 o a las 7:30 de modo que se evite que todos quieran entrar a las 8:00 generando caos, congestión y pérdida de tiempo para todos. Esta acción se puede repetir en los horarios de salida. La idea es distribuir el volumen de tráfico en el tiempo en volúmenes más pequeños.
Cambio de actitud. Es parte del comportamiento humano abandonar y desanimarse frente a este tipo de problemas; sin embargo, es importante ponerse una meta a la que se quiera llegar pues no solo está en juego nuestra calidad de vida sino también la de las futuras generaciones. Es necesaria una nueva actitud para recomenzar a ordenar el transporte, coordinar con los transportistas e implementar los planes.
La nueva gestión tiene esos bríos para poder hacerlo. También corresponde a la municipalidad animar y estimular el cambio de actitud entre transportistas y usuarios en general.
Estos principios ayudarán a mejorar la calidad del servicio de transporte pues si logramos reducir congestión y los tiempos de viaje, se reducirán todos los efectos colaterales, de contaminación del aire, congestión y deterioro de la infraestructura.
Sin embargo, no podemos ni debemos jugar con la ciudad antes de imponer esta y otras medidas, los especialistas deberán estudiar bien el tema. No sería justo hacer experimentos en la segunda ciudad más poblada del Perú.
Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.