Tras 31 años de servicio y dedicación a la universidad, Magali destaca la amistad, respeto y cordialidad que siempre encontró en las áreas en las que trabajó.
Por Betsy Salazar Guerrero. 14 agosto, 2023.Sus inicios en la Universidad de Piura se remontan al 1 de julio de 1992. Su labor comenzó en la Secretaría Académica, cuando se gestaba el Programa de Estudios Generales, un pilar importante para los primeros años de los estudiantes de las facultades de Derecho, Comunicación y Ciencias Económicas y Empresariales.
Años más tarde, trabajó en la Secretaría Académica de la Facultad de Derecho, donde pudo interactuar con los estudiantes y obtener sinceros agradecimientos. Magali dice: “Aquí se trabajaba en un verdadero clima de confianza, solidaridad, laboriosidad y respeto, tanto con el personal docente como con los alumnos. Ahora que ya son profesionales, me saludan amablemente y me ponen a su disposición su ejercicio profesional para cuando lo necesite”.
Refiere que una de las enseñanzas recibidas fue que, al margen del cargo que las personas ocupen, siempre debe primar la vocación de servicio. “Esa es la mejor forma de reforzar la imagen de la Universidad de Piura y, por ende, de cumplir con lo encomendado por nuestro Gran Canciller, San Josemaría Escrivá, sobre la santificación en el trabajo ordinario”, acota.
Con su trabajo, Magali también aportó en la Secretaría Académica de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresarias; y, durante la pandemia, pudo ser parte de la Oficina de Pensiones. Durante más 25 años, fue operadora de la Central Telefónica donde su meticulosidad también se reflejó en la gestión de pasajes y alojamiento para los profesores.
Sus jefas, como Marycarmen Sotomayor, la recuerdan como “una persona dispuesta con sonrisa en la cara; puntual y responsable”. Asimismo, Mercedes Fujihara afirma que Magali siempre se caracterizó por sacar adelante los temas que le encargaron. Durante el periodo de pandemia se le asignaron nuevos retos, esta vez en área de logística permitiendo que, en tiempo récord, más de 1000 alumnos obtengan la conexión a internet y así pudieran continuar sus estudios”.
Por otro lado, Cecilia Venegas, con quien trabajó desde 1987, refiere que tiene un carisma que da alegría, paz y sosiego en todo momento. “Siempre se preocupaba no sólo por nosotras, sus compañeras de trabajo, sino también por nuestras familias. Tengo bonitos recuerdos con ella”.
El cariño por la UDEP
Respecto al ambiente laboral de la universidad, Magali dice que siempre encontró un refugio de amistad, respeto y cordialidad en todas las áreas en las que trabajó. Sin duda echará de menos las reuniones con el equipo de Logística, sobre todo, cuando compartían los logros por cada meta trazada. “A todos mis compañeros y amigos los extrañaré y los llevaré en mi corazón”, expresa.
Moisés Ramos, su amigo de muchos años, rescata que Magali es una buena amiga, solidaria y dispuesta a escuchar si necesitas hablar con alguien, “eso sí le gusta decir las cosas directas”. Recuerda con mucho gusto sus ratos de esparcimiento fuera del trabajo y las charlas sobre sus experiencias laborales; las interminables tertulias en la cafetería con Olguita.
Por su parte, Lorena Ventura, su gran amiga, refiere: “En ella no faltan sus joviales carcajadas muy conocidas por muchos de nuestros compañeros de trabajo, una sonrisa cariñosa o una palabra de aliento. Es una persona muy honesta y franca, siempre fue muy dedicada y cuidadosa en sus labores. Siempre la vi dispuesta a enseñar, colaborar y apoyar cuando le necesitábamos. Es una persona muy firme en sus principios, una buena madre e hija amorosa”.
Magali confía en que se siga fomentando la unidad, la comprensión, la lealtad, el compañerismo entre todo el personal y difundiendo el espíritu del Opus Dei, para que se arraigue en los corazones de todos integrantes.
“Agradezco a la UDEP por haberme acogido estos 31 años y por haberme tratado como parte de la familia pues cada colaborador convierte esta institución en su segundo hogar”, enfatiza.
¡Muchas gracias, Magali, por tu servicio y trabajo!