Como cada año, en mayo se celebra el Día Internacional de los Museos; esta vez, el lema fue “Museos por la educación y la investigación”. Este tándem constituye pilares que soportan la razón de ser de esta institución.
Por Cristina Vargas. 18 mayo, 2024. Publicado en El Peruano, 18 de mayo de 2024.La Recomendación relativa a la protección y promoción de los museos y colecciones, su diversidad y su función en la sociedad (ICOM, 2015) incluye, entre sus funciones primordiales, la investigación, y no la limita al estudio de las colecciones -lo cual, de por sí, tiene un potencial inmenso y apasionante-, sino que aboga por el desarrollo de estas en colaboración con terceros, como pueden ser centros de investigación, universidades, colegios, empresas…, y sobre una diversidad de temas, enfoques y alcances. Tan necesaria y relevante es esta que la considera la “[…] oportunidad de reflexionar sobre la historia en un contexto contemporáneo […], constituyendo la única manera en que pueda “ofrecerse al público el potencial íntegro del museo”.
Pero, ¿qué tanto se investiga en nuestros museos y sobre estos en el país? La investigación museológica, sobre la cual, incluso, se han propuesto métodos para llevarla a cabo en otros países (como el trabajo de Lucie Daignault, “L’évaluation muséale” (2013), o la aplicación del método “thinking aloud”, trabajado por Colette Dufresne-Tassé, por traer algunos a colación), aún es escasa en nuestro país.
La investigación en esta línea aparece, por lo general, en tesis de pregrado y, más aún, de posgrado, dispersas en los repositorios universitarios; y, en menor medida, a través de esfuerzos importantes como uno reciente: conocer el estado situacional de nuestros museos, acción impulsada por la Asociación de Museos del Perú (2022) o las realizadas por instituciones como el Museo de Arte de Lima y la USIL, en 2018 y 2019.
A ello, debe sumarse los esfuerzos, casi individuales, desde la academia, de docentes que, desde la Curaduría, la Museología, la Historia del arte, o desde disciplinas aparentemente en las antípodas (como la Ingeniería, la Medicina, etc.) participan en equipos de investigación que diseccionan nuestros museos, sus prácticas y sus relatos.
Por supuesto, no se puede dejar de lado la investigación constante que realizan los pocos museos consolidades realmente, para sus exposiciones, su oferta educativa y de mediación y las publicaciones asociadas. Mucho menos frecuentes son los estudios de públicos, especialmente los cualitativos o mixtos, que permiten conocer a quiénes se dirige su oferta museal.
Sin embargo, la investigación museal es una gran oportunidad para un trabajo dialogante entre diversos actores (estudiantes y maestros, grupos de investigación, museos-academia, Estado y academia, etc.). Incluso favorece acciones de internacionalización. En esa medida, la generación de plataformas de debate y construcción -como el Primer encuentro de educación, mediación y museos del Perú, celebrado en el Cusco, este mes; o, el Foro Nacional de Museos en 2022, promovido por la Dirección General de Museos- son espacios importantes para impulsar la reflexión y las posibilidades de investigación conjunta sobre el quehacer museal. Por supuesto, apoyaría en ese camino la creación de concursos para tesistas -como hay en otros países-, sobre las colecciones museales; la promoción del estudio de las colecciones y museos universitarios desde los vicerrectorados de investigación; y, por supuesto, la generación de investigaciones desde el Estado, con acceso abierto. Todo ello, ayuda a seguir comprendiendo las dinámicas propias del sector en el país.
Lo dicho redunda, como es lógico, en la educación, la otra razón de ser de un museo. Desde la primera definición esgrimida por el ICOM en 1951, esta aparece como un órgano vital del museo, que vehicula todo su quehacer. Usualmente se dice que, los museos están llamados a la educación no formal, sin embargo, hoy se propugna que educan de múltiples formas. Pensada en relación con la investigación, puede ser impulsada como parte de la educación formal, desde las universidades, en articulación científica y colaborativa con los museos, para seguir impulsando otras formas de educar desde las colecciones y estos espacios culturales.
Las posibilidades de investigar y educar desde y con los museos resultan inagotables. Sin embargo, como todo en la vida, deben ser significativas: que permitan abrir puertas a la comprensión de nuestras sociedades de hoy, mediante la comprensión de nuestro pasado; deben generar vías conectoras entre las disciplinas e incidir en las comunidades donde estén esos repositorios de memorias y foros de diálogo, que deben ser nuestros museos.