Desde una perspectiva tecnológica, legal, filosófica y bibliotecológica, cuatro especialistas de la UDEP reflexionaron sobre los usos de la IA, en un coloquio organizado en el marco de la Semana de la Biblioteca.
Por Manuel Camacho-Navarro. 20 noviembre, 2024.El doctor Mario Quinde, vicedecano de Investigación de la Facultad de Ingeniería; la doctora Karla Vilela, profesora de la Facultad de Derecho; el magíster Gonzalo Flores, docente de la Facultad de Humanidades; y, la licenciada Noemí Medina, coordinadora de Servicios y Recursos de la Biblioteca UDEP, participaron en el coloquio “Inteligencia artificial en la investigación académica”. El panel de debate estuvo moderado por la doctora Mónica Ríos, directora corporativa de Biblioteca.
“La inteligencia artificial (IA), apropiadamente hablando, no es inteligencia. La inteligencia es una facultad humana basada en el conocimiento y la posesión,” expresó el magíster Gonzalo Flores. Así inició el diálogo y estableció una dirección general del debate en torno a la concepción errónea de la IA, popular y académicamente.
“Podría decirse que, hasta el momento, la IA es la cumbre de la tecnología de la inteligencia, una extensión de la misma. El problema principal es la selección y organización de datos. Debido a que está hecha por nosotros, la construcción de algoritmos se puede acoplar a prejuicios, errores, negligencias e incluso malicia. Hay muchas formas de errar y solo una de acertar,” expuso Flores.
¿Es la IA el fin de los empleos?
En su intervención, el doctor Mario Quinde reflexionó sobre la participación de la IA en el sector laboral y en la investigación académica. El profesor ejemplificó positivamente la disposición de esta herramienta con los recientes ganadores del Premio Nobel en Física —por la creación de redes neuronales— o la reducción de la seguridad alimentaria —con la agricultura climáticamente inteligente—, las cuales pueden ayudar a resolver problemas mundiales.
Sin embargo, consideró que surge un miedo mayor: la pérdida masiva de empleo. Quinde cree que el reemplazo laboral se dará, no obstante, no será como la rueda o la Revolución Industrial lo fue en su tiempo.
“Así como las computadoras han ido haciendo algunas actividades menos necesarias, siempre se han encontrado formas de que los trabajos que son reemplazables encuentren enfoques más sustanciales que las tareas mecánicas,” declaró.
Por su parte, la doctora Karla Vilela, además de coincidir con los expositores, volvió a Flores y determinó que la inteligencia humana se manifiesta en diversos plazos.
“Tenemos una inteligencia lógica y racional, pero no es la única forma de inteligencia. En comparación con la IA, tenemos la inteligencia emocional —lo que define a una persona y le ayuda a tomar decisiones—; y, la inteligencia práctica —aquello que se aprende a través de la experiencia—,” indicó.
Asimismo, Vilela, quien es docente principal en la Academia de la Magistratura, fue menos escéptica y más práctica con el uso de esta herramienta en el campo laboral. “Para aquellos que lo ven con temor, creo que es porque se desconoce su uso correcto,” dijo.
El futuro de la IA en la investigación
Desde una perspectiva legal y humanística, la doctora Vilela explicó que la IA no es buena ni mala en sí misma y que, a pesar de que las regulaciones aún son generalizadas y no específicas para cada caso, la cuestión se va contextualizando.
“Hoy en día la IA se está usando para evitar la corrupción en los procesos judiciales. En Perú, existe una ley que regula y fomenta el uso de la IA. En Europa, el parlamento aprobó una ley que reconoce su utilización, pero con el límite del respeto a la dignidad de la persona,” destacó.
Finalmente, desde el campo bibliotecológico, Noemi Medina abordó la IA desde la lógica de la información, el uso sistemático de la información y no dudó en reconocer que su implementación en el área es todavía incipiente.
“La IA nos puede ayudar a evitar plagios, malas referencias, sesgos de información que nos puede llevar a malas conclusiones. La aplicación de la IA en bibliotecas está en una etapa inicial. Esto se debe a que nos cuesta seguir el paso a una tecnología que avanza a pasos agigantados y, además, a una falta de formación propia,” reconoció.
Además, Medina reveló que los conflictos en el uso de data de terceros —información no citada— es responsabilidad del usuario en la medida de que este es consciente de que la información no es suya. Asimismo, Medina comparó el supuesto fin de las bibliotecas con otros campos de estudio amenazados en el pasado como el periodismo, el arte, la radio, etc.
“Se abrirán nuevas perspectivas y áreas laborales. Lo mismo pasa con las bibliotecas. ¿Qué nos queda a nosotros? Sacarle el mayor provecho,” concluyó.