Por José Luis Barranzuela Queneche
Por Julio Talledo. 18 julio, 2011.Las reservas del petróleo que actualmente usamos en todo el mundo como materia prima, para producir combustibles (generación de energía eléctrica, transporte, calefacción, etc.) y productos petroquímicos como fertilizantes, pesticidas, fibras textiles, plásticos, etc., están a punto de agotarse. Los pronósticos más optimistas indican que al ritmo que se viene consumiendo, queda petróleo para poco más de 30 años.
Es decir, nuestros niños y jóvenes deberán afrontar -con toda seguridad- esta próxima y definitiva crisis del petróleo, que todos los países del mundo buscan solucionar a través de la diversificación de la llamada “matriz energética”. Esta no es más que un ordenamiento de las diferentes fuentes de energía de las que dispone un país, indicando la importancia de cada una de ellas y la forma cómo se usan, introduciendo fuentes alternativas de energía que permitan -cuanto antes- una independencia del mercado del petróleo (que será más caro a medida que se vaya agotando) y un trato más amable del medioambiente; por supuesto, garantizando el abastecimiento de todos los usuarios.
En el Perú importamos petróleo, pero por fortuna contamos con un gran potencial hidroeléctrico y gasífero. El gas natural constituye una de las alternativas más inmediatas y económicas a nuestra dependencia del petróleo. Los biocombustibles se perfilan, igualmente, como una alternativa de futuro, quizás no en las formas como actualmente se obtienen, pero es indudable que en el futuro los requeriremos.
Dentro de este contexto, Piura también resulta privilegiada, pues cuenta con yacimientos de gas natural que nos permitirán (espero en un futuro muy próximo) abastecernos de gas natural domiciliario, con el consiguiente beneficio económico y medioambiental que esto supone para las industrias y para los hogares. El gas natural genera un ahorro económico importante (entre 30% y 60%, dependiendo del combustible sustituido) y es menos contaminante.
Las reservas de gas natural de Sechura convertirán a los sechuranos primero, y a los piuranos después, en los primeros beneficiarios del norte del Perú con el uso de este recurso a nivel domiciliario. Sin duda, será un gran beneficio, como ya se viene constatando en el sur del país con el gas de Camisea.
Lamento por ello las voces opositoras al proyecto de desarrollo del yacimiento de gas natural de Sechura por una presunta afectación de los recursos hidrobiológicos. He escuchado decir que los “derrames” echarán a perder los valiosos (y lo son) recursos hidrobiológicos de la zona. Al menos habrá que corregir esta idea, puesto que el gas natural no producirá derrames, ya que no es un líquido (como el petróleo), sino un gas. Además, el operador deberá garantizar que la explotación del yacimiento efectivamente no afectará el medioambiente en general. Es más, aún cuando el yacimiento fuera de petróleo (que no lo es) su explotación racional no tendría por qué estar reñida con la actividad extractiva de recursos hidrobiológicos.
Para redondear el beneficio del gas natural de Sechura, éste es la materia prima complementaria de la roca fosfórica para la producción de fertilizantes sintéticos, que sí se podrían aprovechar en nuestros campos de la costa, para los cuales los concentrados de roca fosfórica que actualmente se producen en Bayóvar no son apropiados.
Me parece que los sechuranos deben velar para que estos proyectos no se retrasen y contribuyan al desarrollo local y regional; por supuesto, sin perder de vista el cuidado del medioambiente y la necesaria sinergia y complementariedad con las demás actividades artesanales e industriales de la zona.
Doctor en Ciencia Materiales y Metalurgia.
Docente e investigador.
Universidad de Piura.