A nueve meses de que el gobierno peruano iniciara una masiva campaña de difusión y promoción de métodos artificiales de control de la natalidad, las políticas adoptadas en sectores como
Por Elena Belletich Ruiz. 16 enero, 2014.A nueve meses de que el gobierno peruano iniciara una masiva campaña de difusión y promoción de métodos artificiales de control de la natalidad, las políticas adoptadas en sectores como el Educativo, Salud y otros, continúan siendo preocupantes para miles de peruanos y para la iglesia Católica.
¿Es necesario el control natal? ¿Debe el Estado intervenir para frenar el crecimiento poblacional? ¿Realmente la población es causa de la pobreza?…
Para resolver estas y otras preguntas conversamos con el Prof. Rafael Estartús Tobella, decano de la Facultad de Ingeniería, autor de, entre otras publicaciones, del libro “Año 2010: Un proyecto nacional de desarrollo. Educación en materia de población”, cuyo tema central es la confrontación entre la teoría que sostiene que los métodos artificiales de planificación natal frenan la pobreza, y estudios científicos que demuestran que es una falacia, fuera de contexto científico y económico.
Ing. Estartús, ¿existe explosión demográfica en nuestro país?
Sí, empezó en 1940, cuando la esperanza de vida era de 36 años. Ahora es de 66 años, casi el doble. La población ha pasado de 7 millones a 23. Pero ahora la explosión demográfica está terminando. Según estudios del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) y los datos que se encuentran en Investigación y Ciencia de febrero del 94, el número de hijos por mujer ha bajado, en los últimos 30 años, a la mitad.
¿Es necesario el control natal para acabar con la explosión demográfica?
“Las proyecciones de la población en el Perú: 1995-2025” del INEI y las “Proyecciones de la población a corto plazo de las Naciones Unidas”,1992 indican que las diferencias del crecimiento de población con o sin control son ridículas (del 15%). Además, es la diferencia entre una sociedad con poca juventud, y una sociedad con niños, que consumen poco y son un gran estimulante para que los mayores trabajen y sean más responsables.
¿Cuál es el remedio más efectivo para frenar la explosión demográfica?
La explosión demográfica termina cuando los países se desarrollan: “la mejor píldora anticonceptiva es el desarrollo. No es cuestión de anticonceptivos: los que no los usan también tienen menos hijos. La fecundidad disminuye con la vida moderna, con comodidades como la luz eléctrica, agua, trabajo más mental que físico”.
¿Qué pasaría en Latinoamérica en los próximos años, de seguirse con el control natal?
Estaba cantado que la explosión demográfica terminaría por sí misma, como también lo está que Latinoamérica, dentro de 20 años, entrará en el “Club de las naciones moribundas”, que tienen menos hijos que los necesarios para el reemplazo de la población. Hoy en día hay países que están dando primas a la maternidad. El límite es el 2.1 hijos por mujer o bien tasa neta de reproducción igual a 1. (Según el INEI, llegaremos a ese límite en el 2010 o 2020, pero yo creo, siguiendo a Pierre Chaunu, que llegaremos mucho antes).
A partir de ahí, la población tenderá a estancarse y a disminuir, mucho más si se usan anticonceptivos.
Los partidarios del control natal afirman que si un país tiene muchos habitantes hay pobreza ¿Ud. qué opina?
Rotundamente falso. No es arrogancia mía decirlo, sino que me apoyo en lumbreras como Colin Cark, Alfred Sauvy, Julian Simon y otros. Según Friederick Von Hayek, Premio Nobel de Economía, una población numerosa no puede hacer sino ser favorable al desarrollo económico, porque puede lograr una más acusada diversidad laboral y una mayor especialización. El aumento de población solo causa problemas cuando falta el respeto a las instituciones tales como la propiedad privada, mercado, o libre iniciativa. Y cuando falla gravemente la moral, porque entonces se pone freno a la creatividad.
¿Es necesario que el Estado impulse un control de natalidad?
Como dice Hayec, el espectro de una explosión demográfica que sembraría la miseria carece de todo fundamento. El Estado no debería ser el promotor del control de la población. Algunas ideas que sustentan el control son totalmente inadmisibles: por ejemplo, la de que los países del Tercer Mundo se deberían convertir en una especie de parques naturales para diversión de los países desarrollados. El Estado puede hacer cosas mucho mejores para desarrollar un país, y la libertad económica bien entendida es la mejor alternativa para la actual política de población. Lo demás es meterse en camisas de once varas, y exponerse a ganarse la medalla de “los 3 in”: ingenuos, inmorales, e incompetentes. No olvidemos que, por el efecto de la pobreza, muchas personas de nivel o de menos nivel, redondean su sueldo a base de las transnacionales de la contracepción. Y se convierten en defensores a ultranza del control artificial y agobian al público con un falso problema que hace olvidar los problemas verdaderos.
La población numerosa es un gran estímulo para el desarrollo, lo que hace superar viejos esquemas y permite la movilidad social, que tanta falta hace al Perú.
¿Tiene el Perú los recursos suficientes para mantener la población presente y la proyectada para el futuro?
El Perú tiene muchos recursos que puede y debe explotar. Según opiniones autorizadas, con la tecnología actual (sin tecnologías avanzadas) puede alimentar con un buen nivel a unos 80 millones de personas. Ello exige trabajo, constancia, ideas correctas y una moralidad mínima, que es donde pienso que podemos más fácilmente fallar.
¿Qué tan importantes son los recursos naturales?
Actualmente, los recursos naturales no son tan importantes como antes, cuentan más los recursos humanos, el capital humano, sus habilidades, su creatividad y su moralidad. Estimo que en el Perú hay mucha gente capaz, pero mal aprovechada; debido a una organización inadecuada, a unos usos y costumbres deficientes.
Este capital humano se mutila y se degrada con una planificación familiar como la que se está haciendo, y con un medio informativo que, copiando servilmente moldes ajenos y extraviados propone como modelo para la juventud el “playboy” y la “playgirl”.
¿Se están manejando adecuadamente los recursos naturales?
No. Hay deficiencias que saltan a la vista (que ahora se están, en parte, corrigiendo), son entre otras cosas, la colectivización de la agricultura, el ahogo de la industria y el comercio con el pretexto de favorecer al trabajador, pero que impide un trabajo competitivo, la nacionalización total o parcial de mucho rubros (petróleo, electricidad, pesca, cemento…), con los resultados nefastos que eran de prever, la estabilidad laboral demagógicamente exagerada, las camarillas sindicales o de servicio personal, etc.
Añadamos la expulsión de las transnacionales, muchas de ellas muy dignas, previa expropiación, y que luego han sido substituidas por otras, algunas de las cuales no tienen la caballerosidad de las anteriores; la mentalidad de lucha de clases que ha restringido las posibilidades de verdadera creación de riqueza; la burocracia exagerada y paralizante, etc.
¿Cuál es la mejor alternativa para un verdadero desarrollo del país?
Veo la mejor solución en el Principio de Subsidiariedad que propone la Iglesia Católica. Puede verse como la libertad de emprender y de llevar a cabo cualquier tarea honrada, en el marco de la moral natural; sin coacciones estatales indebidas (como sería un asfixiante control burocrático), y sin competencia desleal (todos en igualdad de condiciones). La diferencia con el neo liberalismo radica en que se postula una moral como la natural.
Hace falta también como lo propone la doctrina Social de la Iglesia, basar el desarrollo en principios de solidaridad, de moralidad de los medios y, además, en necesidades generales para el desarrollo como el Orden Público, Policía y Poder Judicial.
¿Qué debe hacer el Estado?
Tiene que suscribir la moral, al menos la natural. No basta un mero pragmatismo, que acaba siendo por sí mismo simple oportunismo. No basta la letra de la Constitución. Si el Estado no consigue hacer suya la moral natural, corre el riesgo de convertirse en el Gran Inmoral, y entonces todo se degrada, incluso la economía.
¿Qué otros elementos son necesarios para el desarrollo?
Estimo que el apoyo a la enseñanza particular, en todos los niveles. Los profesores deben tener la libertad de crear y dirigir centros propios, con un financiamiento que les permite competir en condiciones de virtual igualdad con los centros estatales.
Los padres y los alumnos podrían así escoger el lugar más adecuado a sus convicciones. Y se establecería una sana competencia, que permitiría a los alumnos la mejor votación: el voto con los pies, o sea que los centros se expongan a quedarse sin alumnos y tener que cerrar.
Dada la importancia de la Educación en el desarrollo, considero que hay que cambiar en forma radical la opinión y los moldes legales en este tema.
El profesor Estartús culmina citando a Pierre Chaunu diciendo: “El drama de las sociedades exhaustas del Cuarto Mundo Industrial, donde los ataúdes prevalecen sobre las cunas, no se sitúa en el plano de los recursos y medios, sino en el de las motivaciones. Ha costado trabajo percatarse de ello porque durante largo tiempo, en las naciones de estirpe judeo cristianas más o menos secularizadas, en la época de los cultivos alternados y de los molinos, no eran precisamente las motivaciones las que corrían peligro de faltar”.
Entrevista realizada en el año 1996.