El docente y escritor de antropología filosófica en medios digitales como LaMula.pe conversó con los alumnos del Aula de Arte y Cultura de la UDEP.
Por Cesar Flores Córdova. 11 diciembre, 2015.Aldo Llanos Marín tiene estudios en Biología y Economía en Perú y Francia y; hace poco culminó la maestría en Antropología Filosófica en la UDEP. Actualmente ejerce la docencia y es escritor sobre temas de antropología filosófica en medios digitales como LaMula.pe donde tiene un blog llamado “La dictadura del relativismo”.
¿Qué opinión tienes de la oferta televisiva de hoy?
En la cultura audiovisual, si solo nos remitimos a la imagen, debemos reconocer que ha mejorado muchísimo, hay un desarrollo técnico. Pero inversamente proporcional a ello, la televisión decrece en contenidos, se privilegia la imagen, la forma sobre el fondo. Cuando se ve dibujos para niños, son desastrosos, muy relativistas e inmediatistas, se le niega una visión trascendente, un carpe diem puro y duro.
¿Esos mensajes relativistas o hedonistas no tendrían un mensaje de fondo distinto?
Vivimos épocas posmodernas. Es como si una galaxia hubiera explotado y llegan meteoritos de todos lados. La posmodernidad es eso, hay meteoritos hedonistas, relativistas, pero hay otros con contenido bueno, aunque no son la mayoría. Por ello, hay que darles las herramientas a los estudiantes para que puedan discernir cuál es lo conveniente y lo nocivo. Tampoco se trata de negar lo posmodernidad, saber tomar lo que es un mensaje valioso.
Pero en tus publicaciones criticas las ideas posmodernas y pones ejemplos como que ahora no se diferencia el bien del mal, el vampiro no es tan malo sino que ya se enamora…
Critico algunas ideas posmodernas. Es como que los contornos no están bien definidos, es como la idea naturalista del Yin Yang que no existe nada completamente bueno y viceversa. Vemos la serie de moda: Walking Dead, los seres más odiados no son los espectros si no la esposa del caminante, el ser mortal. Son temas que hay que saber atacar porque la vida está llena de matices. Los medios audiovisuales cumplen un rol pedagógico aunque no lo quieran asumir.
¿Qué te parecen los realitys juveniles de la televisión peruana?
Lo veo como oportunidades perdidas. Si ves “Combate”, “Esto es Guerra” o “Bienvenida la tarde” observarás algunos valores importantes como perseverancia, tenacidad, fortaleza, compañerismo, trabajo en equipo, que el productor podría explotar mejor pero apela el inmediatismo, le pone la puntería a lo más sórdido: la cámara indiscreta, romances truncos, etc., entonces es una oportunidad perdida.
¿Por qué crees que la televisión, sobre todo, intenta desconocer la educación como una de sus funciones y reconozca solo el entretenimiento?
Esto es un problema de antropología filosófica de largo plazo. Desde mayo del 68 donde se reniega del pasado, se corta y nadie quiere apostar por nada. Se pasó de un pesimismo antropológico teórico a un pesimismo práctico, ya nadie quiere comerse el pleito de educar. Hay un pesimismo de que el hombre no puede y es mejor apelar a las sensaciones más básicas. Eso se ha convertido en una idea dominante que se transmite a través de los medios y la televisión es el medio por excelencia. En las universidades, los profesores se han comprado esta idea. En Lima, las facultades que son potentes en comunicación, no tienen en su currículo cursos de humanidades.
¿Vivimos la dictadura de la técnica?
Es la dictadura del hombre porque la técnica no es un ser. La gente es la que ejerce esta dictadura sobre otra. Las personas que nacieron y vivieron bajo el signo de mayo del 68 y las revoluciones de los ‘60 son los que están hoy ocupando cargos de rectores, decanos, profesores… Para que haya un cambio debemos esperar unos años para que las nuevas generaciones tomen el relevo y cambien. Estudiando la historia de la humanidad estas cosas siempre pasan, una nueva generación surge, pero sabemos que este efecto ha sido fuerte.
Cuando los directivos de los canales reciben las críticas por su oferta de programación responden: “esto es lo que quiere la gente y para eso están las cifras (rating)”. ¿Es tal como lo afirman los directivos de los canales?
No. La persona que te da una explicación como esa es probable que haya sido formado en una facultad con pensamiento pragmático, la filosofía “Magaly Medina”. Hay una deficiencia antropológica. Creo que se trata de una apuesta porque los resultados de formar se obtienen a mediano y largo plazo y, los directivos, quieren retorno de inmediato. El empresariado como estamento social ha crecido creyendo que no tienen ningún rol en la sociedad, el neoliberalismo económico no quiere participar de la sociedad. Enrique Crousillat, exdueño de América Televisión, decía: “la empresa privada no es una beneficencia pública y no estoy para intervenir en cosas del estado”. Pero, sí debe intervenir porque todos somos parte de la sociedad. Eso significa que se gane menos, en dinero y rating, pero a la larga el beneficio para el empresario será mejor porque tendrá una persona más formada, que consume mejores productos, revierte una mejora en la calidad de vida. Es una apuesta.