Hunt Allcott, profesor de New York University, dictó un seminario de investigación del Departamento de Economía, donde presentó el trabajo "The Welfare Effects of Nudges: A Case Study of Energy Use Social Comparisons".
Por Renzo Severino. 19 abril, 2016.El pasado viernes 8 de abril Hunt Allcott tuvo a su cargo el seminario de investigación del Departamento de Economía. El trabajo que presentó en el seminario, The Welfare Effects of Nudges: A Case Study of Energy Use Social Comparisons, busca medir el efecto de una medida para conservación energética en el bienestar de las personas. Un nudge es un instrumento que afecta el comportamiento de una persona sin cambiar los precios o el conjunto de elecciones disponibles; por ejemplo, el orden en el que aparecen las verduras y los postres en una cafetería o anuncios que publican el número de personas que recicla sus residuos en la localidad. Este último tipo de nudges apela a la importancia que le da una persona al comportamiento de otras: “Si muchas personas de mi localidad reciclan sus residuos, tal vez yo deba hacer lo mismo”. El trabajo del profesor Allcott involucra reportes que comparan el consumo de energía de la persona con el de sus vecinos, con el objetivo de reducir el consumo de energía.
Este tipo de intervención dista de ser nueva. Sin embargo, siempre se ha medido el efecto de la misma comparando el beneficio monetario obtenido (correspondiente al cambio de comportamiento ocasionado) con el costo de implementación de los reportes. El trabajo de Hunt Allcott busca evaluar cómo impacta la intervención a las personas en un sentido más amplio. En particular, las personas podrían estar mejor (o peor) por el ahorro producto de cambiar su comportamiento, por lo bien (o mal) que se sientan por hacerlo y/o por los costos asociados a este cambio (tiempo, esfuerzo). En ese sentido, el estudio no solo analiza una intervención ampliamente difundida sino que también propone una metodología innovadora para medir las bondades de este tipo de intervenciones.
Es posible medir el cambio en el bienestar de las personas recolectando información sobre cuánto estaría dispuesta a pagar cada persona por continuar recibiendo los reportes de consumo de energía. Empleando esta información, el resultado principal del trabajo es que, al emplear solo el beneficio monetario como medida del impacto en el bienestar de las personas, se sobreestima el efecto de la intervención por un factor de 5. Es decir, efectivamente existen otras consideraciones dentro del bienestar de la persona que son afectadas por los reportes de energía. Además, se encontró que existe amplia heterogeneidad en la valoración de los reportes entre personas. Incluso, algunas personas preferirían no recibir los reportes. Esto abre la posibilidad de predecir qué consumidores son aquellos que más valorarán futuros reportes y, con el fin de maximizar el bienestar, enfocarse en ellos para el envío de los mismos.