‘Es de bien nacidos ser agradecidos’. Es hora de hacer efectiva esta frase, que escuché más veces que nunca en labios de Mons. Oscar Cantuarias, exarzobispo de Piura. Me crie y fui educada y formada en Catacaos. Ahí, en la ex Escuela Prevocacional de Mujeres No 28, inicié formalmente mis estudios de Primaria, Francisca Abad […]

Por Elena Belletich Ruiz. 06 julio, 2012.

‘Es de bien nacidos ser agradecidos’. Es hora de hacer efectiva esta frase, que escuché más veces que nunca en labios de Mons. Oscar Cantuarias, exarzobispo de Piura. Me crie y fui educada y formada en Catacaos. Ahí, en la ex Escuela Prevocacional de Mujeres No 28, inicié formalmente mis estudios de Primaria, Francisca Abad de Brophy, mi primera profesora. Aunque antes, como llegamos a mitad de año a Catacaos, aprendí las primeros trazos, números y letras (lo que era la Transición) en la escuelita particular de las hermanas Timaná (Irene, Rosita, Lucrecia, Témpora; perdón si olvido a alguna).

Desde ahí, tuve excelentes maestras, tanto en Primaria como en Secundaria, en mi querido colegio Juan de Mori. Como con mi profesora Panchita, con todos aprendí, además de  conocimientos,  buenos modales, compañerismo, alegría y buen hacer. Aprendí a querer más a la a Virgen. En la 28, la directora Armida Requena Oliva nos animaba con muchísimo cariño, voz amable, porte elegante y gentil, a rendir homenaje a la Virgen del Carmen, Patrona del Plantel. Aún recuerdo que fueron ella, la señora Panchita y la profesora Silvina quienes me animaron a recibir mi Primera Comunión, un 16 de julio, Fiesta de la Virgen, con la convicción cantada en aquel ‘Oh buen Jesús, yo creo firmemente, que por mi bien estás en el altar…’.

Como ven, mi vida escolar fue muy buena: en conocimientos, en arte, en deportes; en equipos humanos: docentes, personal administrativo, de limpieza (María, Vicky, Pepe) y compañeras de clase ¡Inolvidables amigas! Épocas en las que las amistades que uno cultiva son para siempre, aunque ni siquiera nos veamos.

A pesar de que el título de este artículo tiene un solo el nombre, pretende ser un homenaje a todos y cada uno de los profesores de la ex 28, luego EPM 14030, Virgen del Carmen; y, a los del colegio Juan de Mori de Catacaos en donde las Matemáticas eras hermosas, pese a (o por) la exigencia de Miss Bertha Farfán. ¡Quién como ella para comprender nuestro apetito de aprender! Allí, las letras se tornaban poesía y pasaban por Ribeyro, C.A. Salaverry, Neruda, Martí hasta las novelas costumbristas que representábamos con gusto: Ña Catita, El sargento Canuto y otras. Es que la paciencia y pasión que ponía Luisa Paredes, eran contagiantes; también al enseñarnos Inglés. La señoras Flor Gómez o Felícita García son otras dos joyas de la docencia,  que tuve la suerte de conocer.

El civismo, la importancia de la familia, temas de primeros auxilios, bordados, arte, colores y música, los disfruté al lado de la señora Esterfilia Chiroque y la Miss Aurita Diéguez.  Subirse al taburete o riel de equilibrio, hacer gimnasia rítmica, o lanzamientos de bala disco o jabalina no solo eran nociones, eran práctica pura y esforzada que nos enseñó Liliana Meneses, con las que mis compañeras y yo hablábamos sin temor sobre ‘cosas de mujeres y del corazón’; un año fructífero en educación física también lo dio Miguel Chunga Goicochea. En el colegio, la Historia no fue mi fuerte, pero no fue culpa de los profesores, los tuve muy buenos, como Ubaldo Albirena; la Biología y Anatomía sí me apasionaba también, por la didáctica y cariño que les ponía la señora Nancy Gonzales.

Hubiera querido mencionar a todos, no obviar ningún nombre, pero resultaría imposible en un solo artículo. ¡Cómo olvidar todo lo recibido, todo lo aprendido, para toda la vida! En esos queridos colegios, con tan preciados maestros, con tantos buenas amigas (ambos eran colegios solo para chicas, entonces); cada actuación, ensayo de obra, de baile, de driles; en cada clase en la que llovieron conocimientos, consejos, buen ejemplo, disciplina, calor humano, preocupación por el alumno, calidez, alegría, aprovechamiento del tiempo, de la vida.

Equipos humanos de lujo (lo que no aprendí ya no es culpa de ellos) como de lujo fueron también los profesores que tuve en el programa de Ciencias de la Información (hoy Facultad de Comunicación) de la Universidad de Piura, donde no solo aprendimos los cursos propios de la carrera sino también Contabilidad de Costos, Física, Organización de Personal, Factor Humano, Estadística, Teología, Lógica matemática, etc. etc. Perdón por las omisiones y ¡GRACIAS a todos mis maestros y maestras, por haberlo sido en la verdadera dimensión de la palabra!

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