Dormir es tan vital como la alimentación diaria, o como el agua para calmar la sed. El descanso nocturno es indispensable para mantener un equilibrio mental y corporal; es decir, una vida saludable.
Por Charo Córdova. 29 septiembre, 2016.Cuántas veces hemos dicho (u escuchado decir) ‘¡Estoy como nuevo; dormí muy bien… como un bebé!’ Y en otras ocasiones: ‘estoy pésimo: anoche no dormí nada…’; y es que, dormir es tan vital como la alimentación diaria, o como el agua para calmar la sed. El descanso nocturno es indispensable para mantener un equilibrio mental y corporal; es decir, una vida saludable.
Dormir bien, refiere la psicóloga Kattia Alvarado, del Policlínico de la Universidad de Piura, implica estar en un estado de reposo absoluto, en el que se suspende toda actividad consciente y todo movimiento voluntario. El sueño es imprescindible para que nuestro organismo funcione correctamente, en especial el cerebro. Además, permite el desarrollo del sistema nervioso y la conservación de la energía.
Existen varios factores que influyen en la calidad del sueño –explica la psicóloga–; se les denomina ‘factores biofisiológicos’. “Algunos de ellos son: la edad, la duración y calidad del sueño varía de un grupo etario a otro. Por ejemplo, el sueño de un bebe es diferente al de un adolescente o al de los adultos. Otro factor determinante es el ejercicio físico, una cantidad moderada lo favorece, el exceso lo altera; por eso, se recomienda que las rutinas deportivas se realicen 2 horas antes de acostarse para una mejor relajación y un descanso óptimo”.
La ansiedad y la depresión también afectan en gran medida la capacidad de dormir. Estos –precisa la psicóloga Alvarado- impiden completar las fases del sueño porque aumenta los niveles de adrenalina o epinefrina y del cortisol, que son hormonas del estrés y, por consiguiente, impiden llegar al descanso profundo. El estrés es una fuente permanente de tensión que no permite conciliar el sueño.
¡Qué mala noche!
Nuestro diario trajinar debe transcurrir en condiciones saludables; por eso, los médicos recomiendan dormir de 6 a 8 horas, durante la noche. Aun así, hay quienes dicen que están acostumbrados a dormir poco. Este mal habito, además de impedir un adecuado rendimiento físico y mental, a largo o corto plazo puede afectar la salud.
La privación del sueño tiene efectos sobre la homeostasis, o equilibrio interno del organismo; además, produce cambios psicológicos, cognitivos y de comportamiento en las personas, explica el doctor Norvil Mera, médico ocupacional de UDEP. Señala que el órgano más afectado por una mala noche es el cerebro: si no se duerme lo suficiente se le dificulta reelaborar lo que realizó durante la última jornada.
Cuando se descansa, dice el médico, ocurre algo así como un escaneo de las actividades efectuadas. “En esta etapa, el cerebro recoge datos, analiza esa información y selecciona y optimiza lo más provechoso. Por eso, es importante dormir bien antes de dar un examen, de exponer algún trabajo, de una entrevista o de algún evento importante. Si no se logra un sueño de calidad, habrá repercusiones a nivel cognitivo y conductual: agotamiento, falta de energía, dificultad para concentrarse, cambios de humor, etc.”, indica Mera Chú.
Higiene del sueño
Para conciliar el sueño y facilitar el descanso cada noche, existen unas condiciones que lo favorecen, los especialistas le llaman higiene del sueño, consiste en una serie de rutinas que preparan al organismo para un buen descanso.
El médico ocupacional Mera Chú, recomienda lo siguiente, para dormir bien:
- Programar y mantener un horario para dormir, se debe procurar ir a la cama a la misma hora todas las noches y levantarse a una misma hora cada mañana.
- Evitar beber alcohol antes de dormir, aunque inicialmente tiene un efecto sedante, el alcohol no permite conciliar bien el sueño.
- Evite ingerir bebidas con cafeína o fumar (por la nicotina) a partir de las 6 de la tarde, en adelante, porque actúan como estimulantes.
- Procure que haya silencio en el dormitorio, que esté oscuro y a una temperatura confortable.
- Si le es posible, realice una rutina de relajación, un estiramiento ligero o dese un baño con agua tibia, escuche música adecuada o realice alguna otra actividad relajante. Recuerde, la cama no debe ser un espacio para resolver problemas.
- También puede utilizar algunos otros métodos de relajación natural: ejercicios de respiración en un ambiente tranquilo y con ropa cómoda; beber infusiones que estimulan el sueño como: manzanilla, valeriana, romero, toronjil, hierba luisa, etc. Y, lo más importante de todo, deje a un lado los dispositivos electrónicos, que hoy por hoy son los más grandes perturbadores del sueño.
- Respecto al uso de fármacos, estos siempre deben ser prescritos por un médico. Hay que evitar automedicarse, pues los ansiolíticos tienen diversos efectos secundarios, contraproducentes para la salud, enfatiza Mera.