Nuestras creencias irracionales no solo nos llevan a la neurosis, sino también a sufrir la ‘terribilitis’, que surge por las necesidades inventadas.
Por Jaime Ancajima. 15 mayo, 2017.“La fuerza emocional es el principal pasaporte para ir por el mundo” (Rafael Santandreu). Actualmente, todos llevamos una vida estresada y con muchos sentimientos negativos. El psicólogo Rafael Santandreu en su libro ‘El arte de no amargarse la vida’ da pautas para evitar las creencias negativas que son falsas, inútiles y nos hacen sufrir. Sostiene que las emociones son posibles a partir de determinados pensamientos y que la clave para lograr el cambio está en aprender a pensar de una forma más eficaz sin tomarnos todo a pecho o anticipar desgracias.
Constantemente, evaluamos los eventos que nos suceden, determinando si son normales, buenos, geniales, malos o muy terribles; y, la calidad de esta evaluación es crucial para nuestra salud mental. Santandreu aconseja habituarnos a evaluarlos de una forma más exacta, realista y positiva para que nuestras emociones se vuelvan mucho más serenas y no haya un descalabro emocional.
El exagerar tiene consecuencias emocionales nocivas; por eso, el psicólogo sugiere que tengamos el buen criterio de preguntarnos en qué medida, lo que nos sucede, nos impide hacer cosas valiosas o ser felices en la vida; de lo contrario, estas creencias irracionales nos volverán neuróticos. Para lograr la estabilidad emocional, aconseja ocuparnos (y no preocuparnos) de lo que nos pasa, sin exagerar nuestros sentimientos. Este análisis nos llevará a detectar las creencias negativas, combatirlas con argumentos y desarrollar una mejor filosofía de vida.
Nuestras creencias irracionales no solo nos llevan a la neurosis, sino también a sufrir la ‘terribilitis’, que surge por las necesidades inventadas. Para evitarla, debemos refrenarnos continuamente y visualizarnos sin necesidades, más allá de la de comida y techo, para no transformar nuestros deseos en necesidades. Además, tenemos las neuras de los que nos rodea, que se apoderan de nosotros cuando abrimos nuestro pensamiento a las exageraciones irracionales de los demás. Esto, lo podemos evitar convenciéndonos de que somos los dueños de nuestras mentes y de nuestro sistema de valores y que nadie puede influirnos.
Pensemos y reflexionemos sobre nuestra vida diaria, pues las adversidades forman parte de ella y son inevitables. Si las aceptamos, no nos molestarán y entenderemos que a pesar de todo, la vida es bella.