15

Jun

2017

La necesidad de un retorno al Senado podría ayudar a descongestionar el Congreso, considera el doctor Carlos Hakansson, en este artículo.

Por Carlos Hakansson. 15 junio, 2017.

Una de las reformas urgentes al sistema político es el retorno a la bicameralidad del Congreso. El Parlamento se encuentra desbordado con trabajo legislativo pendiente para debatir, mientras se ocupa en paralelo de su labor fiscalizadora fruto del ejercicio de la política doméstica.

Las funciones representativas, legislativas y de control, más la velocidad del tiempo y su administración también afectan la agenda parlamentaria; solamente debemos observar la página electrónica del Congreso para constatar que las citaciones al Pleno no son diarias, cuando se convocan debe distribuirse el tiempo para debatir diversos proyectos de ley, aprobación de alguna herramienta de control parlamentario (preguntas, interpelaciones, comisiones de investigación, etcétera) y los congresistas desde sus bancadas deben “estar en cola” para poder impulsar sus iniciativas y ponerlas al debate. Por eso, en este contexto, no es inusual el surgimiento de contrariedades en el Pleno, incluso entre miembros de un mismo partido.

La necesidad de un retorno al Senado podría ayudar a descongestionar el Congreso, para que en ella se discutan los temas de Estado, el nombramiento de las altas autoridades, los temas de orden territorial (cámara alta) para que los diputados puedan ocuparse mayor tiempo en los temas de control político que demandan una mayor atención mediática (cámara baja).

No es la primera vez que se suscitan contrariedades en el Pleno por la distribución del tiempo y prioridad para debatir proyectos de ley, una clara señal de alerta para retornar al Senado y brindarle un pulmón adicional al Congreso.

Comparte: