Juan Carlos Atoche, ingeniero civil de la UDEP y especialista en gestión de riesgos y desastres, analiza los daños que se producirían en la región si ocurriera un movimiento telúrico de 7 u 8 grados.
Por María José Salazar. 25 septiembre, 2017.¡No era un simulacro!
«Algunos minutos después de la 1 pm, estaba yo en la calle Madero (similar a nuestro Jirón de la Unión, en Lima). De pronto, sonó una sirena y se oyó un audio: “Alerta sísmica, alerta sísmica”. Por un momento, pensé: “¿Están repitiendo el simulacro de hoy a las 11 a. m.?”. No. No era un simulacro; el sismo estaba ocurriendo. El suelo ondulaba como una alfombra al viento; los peatones tuvimos que apoyarnos unos con otros para mantenernos en pie.
Algunas ventanas se reventaron, se levantaron polvaredas de los edificios y se presentaron fugas de gas, mientras algunos escombros caían desde lo alto. El servicio de Internet se volvió intermitente. Felizmente, logré comunicarme con mis familiares y amigos a través de las redes sociales. Justo ese día volvía a Perú; me tomó ocho horas de retraso y dos reprogramaciones abordar el avión. En mi equipaje, traje una imagen de la Virgen Morena, así como el cariño y admiración por los hermanos mexicanos».
El testimonio es de Mario Urbina, egresado de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura. Cuando ocurrió el terremoto del 19 de setiembre, se encontraba en pleno México D.F., a unas horas de tomar el vuelo de regreso a Lima. Tal como dice en su narración, justo ese día se había realizado un simulacro de sismo en el que, como señala Melisa Rangel, gerente de cuentas de Axon Marketing & Communications –empresa fundada por Carlos Trelles, piurano egresado de la UDEP–, no hubo el involucramiento debido: «Las escaleras del edificio donde me encontraba colapsaron. Al salir, la ciudad era un caos. Claramente, no estábamos preparados».
La gran pregunta, mientras la naturaleza sigue dando señas de que no tiene intenciones de quedarse quieta, es: ¿Estamos los piuranos preparados para un sismo de esta magnitud?
Que pasen los especialistas
Según Juan Carlos Atoche, profesor de Facultad de Ingeniería de la Universidad de Piura, la respuesta es negativa: «En la zona urbana, muchas edificaciones antiguas fueron construidas con conocimientos técnicos inadecuados. La gran mayoría de escuelas y hospitales que se levantaron en los años 90 presentan deficiencias estructurales importantes, las cuales podrían corregirse a través de reforzamientos estructurales pero, lamentablemente, esto no se concreta. Las construcciones nuevas, por su parte, no siempre cumplen con las normas técnicas exigidas por el Gobierno o, si las cumplen, carecen de controles de calidad que garanticen un buen desempeño sísmico. En la zona rural, las casas de adobe aseguran la vida de sus ocupantes, aunque no dejan de presentar los problemas mencionados».
Acerca de los daños y las pérdidas que se producirían, indicó que pueden ser de diferentes magnitudes, dependiendo del nivel de vulnerabilidad y amenaza sísmica de la infraestructura expuesta. Por ejemplo, para el sismo de mayor magnitud que puede ocurrir en el país, una escuela o un hospital de dos pisos construido en los años 80 quedaría moderadamente dañado, si está ubicado en la selva, o llegaría a colapsar, si está en la costa.
Y ahora, ¿quién podrá defendernos?
Atoche, quien además es especialista en gestión de riesgos y desastres, afirma que debemos seguir las recomendaciones e iniciativas que propone Defensa Civil: «Es importante tener un plan durante y después del sismo, para ensayarlo regularmente. Asimismo, hay que tener en cuenta que para incrementar la seguridad de nuestras viviendas se requiere reducir al máximo su vulnerabilidad estructural, por lo que es necesaria la asistencia de un profesional».
Además, el ingeniero recordó que el Ministerio de Vivienda y Sencico han desarrollado cartillas que permiten a una persona no técnica entender cómo se puede lograr una vivienda segura, construyendo con los diferentes materiales disponibles en la zona urbana y también en la rural.
Para tener en cuenta
Acerca de la posibilidad de que se produzca un sismo en nuestro país, a corto plazo, el ingeniero de la UDEP explica que no se puede predecir su probabilidad ni ubicación, pero de hecho el Perú está expuesto por estar ubicado en una zona llamada Cinturón de Fuego del Pacífico, donde ocurre el 80% de los sismos de mayor magnitud del planeta.